Un misionero leonés "con olor a selva", nuevo obispo de Iquitos

Miguel Ángel Cadenas, leonés de Laguna de Negrillos y misionero agustino en Iquitos desde 1994, acaba de ser nombrado por el Papa

Fulgencio Fernández
16/05/2021
 Actualizado a 16/05/2021
El nuevo obispo de Iquitos celebrando un bautizo en esta ciudad peruana. | L.N.C.
El nuevo obispo de Iquitos celebrando un bautizo en esta ciudad peruana. | L.N.C.
Las muertes recientes de Félix del Blanco, de Morgovejo, y de Segismundo Martínez, de Acebes del Páramo, habían dejado a la iglesia leonesa sin obispos por el mundo; el primero de ellos había sido además limosnero del Papa, «el que ejerce la caridad con los pobres en nombre del Santo Padre».

Este vacío ‘de obispos’ lo ha sido por poco tiempo pues acaba de ser nombrado obispo de Iquitos (Perú) un misionero leonés, de Laguna de Negrillos: Miguel Ángel Cadenas Cardo, de 55 años, que se ordenó agustino en 1993 y tras un breve paso por Móstoles ha trabajado como misionero en Iquitos desde 1994, de donde nunca se ha ido. Su conocido compromiso con la Amazonía y sus gentes, ha hecho que se hable del agustino leonés con la extendida definiciónde «un misionero con olor a selva». El nuevo obispo recibió la noticia «entre la sorpresa y el estupor».

Miguel Ángel Cadenas nació en Laguna de Negrillos hace 55 años. En su pueblo aún vive su madre y otros familiares, mientras su padre falleció hace ya un par de años. Desde su llegada a Perú ha trabajado en Santa Rosa de Castilla, Nauta e Iquitos, donde desde 2015 era párroco de la Inmaculada Concepción. En estos últimos meses su preocupación fundamental estaba centrada en combatir la pandemia en un lugar como Iquitos. Haca tan solo un mes hacía un llamamiento público: «En la ciudad está muriendo muchísima gente por falta de oxígeno, estamos en una situación crítica, y se está extendiendo. Por ejemplo, ya está pasando en Nauta. Había algunos casos de Covid, pero ahora ya se reportan infectados a un ritmo altísimo». Cabe recordar que en los primeros meses de la pandemia habían sido noticia en esta comarca de la Amazonía porque el Vicariato de Iquitos donó 4 plantas de oxígeno al Gobierno (3 en Iquitos y 1 en Nauta). Sin embargo, recordaba el nuevo obispo, «ahora el consumo de oxígeno para los infectados es el doble de lo que se produce, y no han previsto nada. Entonces la gente literalmente se está ahogando» y por ello han realizado una nueva colecta para lograr otra planta de oxígeno que gestionaría el Vicariato.

Así funciona, o así es, el trabajo de los misionerosen estas tierras con tantas carencias. En ellas lleva el agustino leonés casi treinta años y ahora le toca abordar una nueva etapa, con más responsabilidades: «La pandemia ha hecho nacer un contexto diferente, lo que debe provocar una reflexión para encontrar el modo de llevar a la práctica las discusiones y decisiones del proceso sinodal».

Otro mundo. Con obispo leonés.
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