"Un grito debajo del agua"

El valle de Vegamián y Boñar vivieron este sábado una emotiva tarde de recuperación de la memoria de los pueblos anegados con la presentación del libro ‘Peñamián, la historia bajo el agua’

Alfredo Hurtado
27/05/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Lo repitieron varios de los participantes en el doble acto de la tarde de este sábado —primero en la presa del pantano de Vegamián y después en el pabellón de Boñar— para la presentación de un libro y para homenajear a las gentes expulsadas de sus casas: «La memoria de esta tierra ha sido recuperada, hoy las gentes que descansan en el fondo del pantano nos están hablando... a través de las 1200 páginas de este libro que hoy presentamos».

Y es que en la tarde de este sábado se congregaron numerosos antiguos vecinos del valle de Vegamián —y otros cercanos que se sumaron— en la presa del pantano para arropar la presentación del libro que recupera su memoria, sus gentes, sus árboles genealógicos, su historia, sus imágenes en fotos, ‘Peñamián, la historia bajo el agua’, y también a los autores de este ingente e impagable trabajo: Isidoro de la Fuente Bayón, José Antón Acevedo y Ángel Luis Martínez García, que dedicaronaños de trabajo a este empeño.

La segunda parte del acto consistía en el homenaje a los vecinos, representado en una placa que descubrió el presidente de la Diputación, Juan Martínez Majo, con este texto: «Reafirmamos el compromiso con la tierra y la historia de nuestros pueblos, brújulas de tantas vidas. Peñamián».

Numerosos vecinosse congregaron y realizaron diversos actos de recuerdo a los pueblos anegados Por el atril colocado con vistas al pantano —a cuyas aguas se lanzaron varios ramos de flores, uno por cada uno de los ocho pueblos anegados— fueron desfilando participantes que convocada el conductor del acto, Antonio Barreñada, de La Sobarriba, para recordar la hermandad de los pueblos de la provincia y quien salpicó de anécdotas una tarde en la que la palabra más repetida fue memoria. Estuvo en boca de todos los intervinientes: el alcalde de Boñar, Roberto Álvarez; del director técnico de CHD, Alfredo González; del presidente de la Asociación de Amigos de la Montaña del Porma, Benito Carlos González; y de todos los congregados para presentar el libro, el cineasta Epigmenio Rodríguez; los periodistas Emilio Gancedo y Fulgencio Fernández, y el escritor nacido en Vegamián, Julio Llamazares. También del presidente de la Diputación, que cerró el acto ‘recogiendo’ las tres palabras que había escuchado a lo largo de la tarde y llenaban de sentido el acto: «Memoria, solidaridad y dignidad».

El alcalde anfitrión, Roberto Álvarez, abrió el acto pidiendo un minuto de silenciopor los que no han podido llegar a este día y recordando un artículo de Antonio Manilla sobre el abstracto del bien común recordó que «es de justicia que esta Montaña del Porma sea compensada como merece».

"Es significativo ver cómo al irse cerraban las puertas con llave y se llevaban las llaves para siempre con ellos" Especialmente emotivo y emocionado se mostróBenito Carlos González, vecino de Lodares, quien recordó las noticias del cierre, con la presencia y las palabras de las autoridades de la época —el ministro del ramo, el obispo, el gobernador...— «pero no recogen los mediospalabras del representante de los afectados, de los vecinos... ¿No las dijo? ¿No tenía nada que agradecer a quienes les habían expulsado de sus pueblos?» y fue contundente al afirmar: «No cometan más desatinos, no sacrifiquemos más comarcas». Acabó recordando a los ancianos del lugar, a los antepasados, mientras se iba emocionando «este corazón montañés que me sigue latiendo dentro».

También emotivo se mostró Emilio Gancedo, con raíces familiares en el valle, quien reflexionó cómo «se escribe mucho, y con justicia, de damnificados, refugiados, exiliados... pero se escribe muy poco de los que han sido expulsados de sus casas, de la gente que tuvo que dejar este valle». Se preguntó si tanto sacrificio había sido aprovechado como merece, «¿cuánta población se ha asentado con los riegos en ese sur de la provincia en el que también tengo otra parte de la familia?». Y concluyó: «En este libro estamos todos».

También de la repetida solidaridad habló Fulgencio Fernández, recordó que esta tierra —por la provincia de León— ya ha enviado cientos de vagones de solidaridad, no solo en forma de pantanos, pero la desgracia es que esos trenes nunca han regresado, ¿dónde se han quedado?».

Julio Llamazares
recordó los dos años de su infancia en Vegamián, una salida con los niños de la escuela de Olleros cuando su padre era el maestro. «Nos llevó a un puente, que era el presente, y allí nospreguntó cuál era elpasado y el futuro de aquel agua. Lo tengo muy claro, el pasado de este valle de Vegamián, el mío, es un grito debajo del agua». Recordó una anécdota muy significativa de lo que debían sentir las gentes de Vegamián al tener que abandonar sus casas. «Todos ellos, antes de irse definitivamente, cierran con llave la puerta de su casa, como hacían los judíos pero ellos con la esperanza de volver, estos sabían que no volverían, pero cerraban, se llevaban la llave y la guardaban ensus casas. Recuerdo a un hombre que les dijo a sus hijos que cuando tiraran sus cenizas a las aguas del pantano... tirarantambién la llave de casa».

Después de descubrir la placa la comitiva se desplazó al pabellón de Boñar, para rendir homenaje a los vecinos del valle, para que los autores explicaran su enorme trabajo para levantar ‘Peñamián’ y acudir a la proyección del documental ‘Ayer y hoy de la montaña del Porma’ y escuchar unas canciones del grupo de música tradicional La Rueca, con el estreno de la canción ‘Lugares de Peñamián’.

Demasiadas emociones.
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