Un depósito de agua en el que guardar la memoria

San Millán de los Caballeros es el pueblo paterno del muralista David Esteban (Da2.0), un artista que estos días ultima allí una obra de 20 metros de altura y 600 metros cuadrados de superficie para que nadie pierda de vista de dónde viene

Teresa Giganto
17/10/2021
 Actualizado a 17/10/2021
Contrasta el parque infantil, el futuro, con el recuerdo del pasado. | REPORTAJE GRÁFICO: MAURICIO PEÑA
Contrasta el parque infantil, el futuro, con el recuerdo del pasado. | REPORTAJE GRÁFICO: MAURICIO PEÑA
Empieza a despuntar el sol y a la sombra todavía refresca. Es instintivo buscar ese hueco de la calle en el que se puede aprovechar el poco calor que todavía producen los primeros rayos del día. Justo en ese punto en el que la luzse deja disfrutar a primera hora del día está David Esteban, a los pies del depósito de agua de San Millán de los Caballeros. A muy pocos metros se amontonan dentro de una caja los espráis, el mejor arma que tiene para plasmar el talento que derrocha y que le ha llevado a hacer murales en Rusia o Estambul, pero también en muchos rincones de su tierra, de León. Y en esa geografía de la provincia que siempre considera «casa» le ha tocado desde hace cuatro semanas una parada que es más casa que ninguna otra pues es su pueblo paterno, son las calles que le vieron de rapaz, las mismas que fueron testigo de sus inicios en el arte urbano. Es San Millán de los Caballeros donde gracias a un encargo del Ayuntamiento de la localidad ha podido convertir el depósito de agua en un depósito de memoria estampando sobre sus paredes imágenes de antaño para convertirlo en el faro al que mirar para que los vecinos del pueblo nunca pierdan de vista de dónde vienen.

David, conocido por muchos por el nombre artístico de ‘Da2.0’, gira entorno al depósito mientras va explicando cómo empezó todo con una idea y poco a poco la fue dando forma en un boceto, que fueron varios antes de ser el último. «Partimos de qué queríamos transmitir y entre las cosas que tuvimos claras desde el primer momento fue que había que reforzar el papel de la mujer en el mundo rural. Ella siempre ha sido quien trabajaba en casa, quien hacía labores en el campo y quien criaba a los hijos y por eso ellas son la base del dibujo», explica David mientras señala las escenas que cimientan el mural. Las mujeres son las protagonistas de esa parte baja del depósito. Ellas preparando una fiesta, ellas cuidando de la familia, ellas el sustento y las raíces del pueblo. Y entre ellas, una mujer especial que todavía está por hacer, como si esperase David a dibujar la guinda del pastel que será su abuela Concha con tres de sus hijos cuando aún eran unos niños, entre ellos el padre del artista. «Es un orgullo para mí», afirma con rotundidad David, que va sobrado de argumentos para considerar esto algo más que un proyecto: «Es un proyectazo». Y también es un orgullo para los vecinos de San Millán el contar con su presencia estos días. «Es un placer para nosotros tener aquí una obra de un artista como David, reconocido a nivel mundial. Porque tenemos gente muy importante a la puerta de casa y a veces no les damos el valor que tienen con que nosotros queríamos darle la importancia que merece», apunta José Alberto García, alcalde de San Millán. «Estar aquí trabajando está siendo como volver a cuando era pequeño, a estar en ese ambiente que a nivel personal es tan gratificante», dice el artista mientras sigue girando alrededor de su obra. Ya van más de veinte años de experiencia haciendo arte con sus espráis y fue justo hace 18, cuando estaba empezando, cuando pasó un fin de semana en San Millán con los amigos y disfrutaron dando color a una pared de una majada, junto a la carretera, cuando «ni de broma me esperaba poder llegar a vivir de esto». A juzgar por el entusiasmo con el que David explica su trabajo, aquella ilusión sigue siendo la misma de hoy. Como si no hubiera pasado el tiempo. Pero sí ha pasado. Lo dicen los más mayores del pueblo que al llegar al depósito se quedan mirando hacia arriba buscando entre quienes aparecen sus rostros de jóvenes, los de sus padres y los de sus abuelos. Buscan a quienes les enseñaron a ser pastores, a labrar la tierra, a echar un cable al vecino y preparar junto a él una fiesta. Caben así en el depósito de San Millán más recuerdos que agua. Todas esas imágenes salieron de un libro de fotos antiguas editado por el propio Consistorio. «Me han dado mucha libertad para hacerlo y por eso el trabajo lleva algo mío, lleva mi perspectiva porque he elegido fotos que se basan también un poco en mi recuerdo y en mi historia. Por ejemplo, salen dos pastores porque es que para mi San Millán son ellos en buena medida porque yo de pequeño recuerdo ir con mi abuela y con las ovejas», explica David. El artista ha vertebrado su trabajo seleccionando por un lado fotografías con escenas cotidianas, como en el campo o en la escuela, y del otro, las celebraciones como el reparto de escabeche por San Isidro Labrador, la llegada de los Reyes Magos o una misa con el cura Don Vítor. Ya le quedan pocas jornadas de trabajo para culminar el mural y poner rumbo al siguiente destino que será Valduvieco. Atrás quedan ya cuatro semanas de trabajo. La primera la dedicó a preparar el lienzo: lavar con agua a presión, dar una imprimación y cubrir con pintura plástica. «Estaba deteriorado así que hemos aprovechamos para dejarlo bonito y convertirlo en un reclamo para que la gente venga a descubrir San Millán y su gente», incide el regidor del pueblo. La segunda semana David ya empezó a marcar las líneas que le han guiado durante las siguientes a ir rellenando en escala de grises una superficie de 600 metros cuadrados (1.000 si tenemos en cuenta que además de las paredes principales del depósito ha tenido que pintar muchos de sus recovecos para un resultado más completo) y con 20 metros de altura. Su trabajo se ve ahora desde cualquier parte del pueblo, un hecho que ha llevado a muchos a parar al ver las imágenes desde la carretera. «Estaba aquí trabajando y llegó un conocido que se acercó para ver qué habían dibujado aquí y me encontró a mí. Ya ves, esto atrae a la gente y ya han venido muchos de pueblos cercanos a contemplarlo. Esto está dejando huella en el pueblo», asegura David. Estas semanas las ha disfrutado como el niño que fue y que disfrutó de San Millán aunque ahora de una manera diferente. «Me encanta trabajar en el entorno rural porque la tranquilidad que hay aquí para trabajar para mí es esencial, suena igual bohemio pero es que es verdad, crear esa burbuja para trabajar es esencial», explica junto a su obra. Allí recuerda la primera noche que salió a pintar. «Gracias al grafiti descubrí el muralismo con espráis, encontré un modo de vida que es muy satisfactorio y que gracias a mi empeño ha hecho que todo saliera rodado», afirma David que acumula trabajos que ya forman parte de la memoria gráfica de los leoneses como el que representa la Guerra de la Independencia en Astorga. Su día a día se basa más en trabajos decorativos pero ‘Da2.0’ no desperdicia la oportunidad de sacar lo que lleva dentro en otros murales más personales en los que plasma con total libertad lo que le apetece, y siempre suele ser con un toque reivindicativo y relacionado con la sostenibilidad y en concreto con la contaminación de los plásticos.

Al poner a David en la tesitura de elegir uno de los muchos trabajos que llevan su firma no duda: «Siempre me quedo con el siguiente que me queda por hacer. Es la ansiedad por salir adelante». Pero de San Millán se irá a otro lugar y allí quedará su huella, la de la memoria de su pueblo y de su gente. Porque dibujar sobre agua es posible y eso no es un proyecto cualquiera, eso es «un proyectazo».
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