Un colegio como una catedral

Carlos Cuenllas y 190 alumnos han montado una enorme vidriera en Maristas San José a base de cartulinas y celofán de colores para celebrar el centenario y unir los conocimientos de las asignaturas de Plástica e Inglés

C. Centeno
19/03/2019
 Actualizado a 15/09/2019
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Cartulina negra, papel celofán de colores, tijeras, reglas y una dosis extra de creatividad. Esos han sido los epígrafes de la última lección de Plástica en el Colegio Marista San José de León. El examen ya está hecho y es de sobresaliente. Tanto para los 190 alumnos de Secundaria que han participado en el proyecto como para su impulsor, el profesor Carlos Álvarez Cuenllas.

El resultado ha sido una enorme vidriera de cien metros cuadrados que cubre una de las galerías acristaladas del centro y algún ventanal. Tiene desde motivos geométricos y florales hasta astronautas, cohetes, mariposas, un superhéroe y frases en inglés –la otra asignatura que forma parte de la iniciativa– que invitan al optimismo y a no rendirse nunca.

Hacía ya tres años que Cuenllas tenía en mente este proyecto que ya es realidad. Dibujos que dejan pasar la luz simulando a un cenador y que obligan a mirar para arriba. También inspiró a profesor y alumnos las vidrieras que García Zurdo tiene en el centro y hasta los rosetones de la Catedral. Con el celofán de colores como cristales y las cartulinas negras como unión, cada estudiante realizó su propio cuadrado, en ocasiones en grupo para lograr continuación. Eso sí, no se ha quedado en algo individual para entregar al profesor y que éste ponga notas. Juntos han montado una gran «vidriera blanda» uniendo los trabajos para hacer que «ganen identidad». «No es lo mismo un trabajo individual que verlo todo junto», asegura Cuenllas. A los alumnos también les ha parecido buena idea y están encantados, como cada vez que este profesor pone en marcha alguno de sus proyectos fuera del aula.El diseño de cada vidriera «ha sido completamente libre», aunque él ha coordinado los trabajos para que el resultado tenga armonía. Desde primero de ESO hasta cuarto sus alumnos se han afanado para hacer realidad el proyecto, también en el montaje, donde han participado hasta los responsables de mantenimiento del centro.Quizás esa ha sido la tarea más difícil. «Hay un gran trabajo previo para hacer la estructura», asegura. En él utilizaron tubos y alambres que crean una especie de red transparente sobre la que se sujeta la vidriera. «Me he hecho experto en mover las escaleras de un lado a otro del pasillo», bromea. Esa instalación fue «en lo que más tardamos», explica Cuenllas, que contó con la ayuda de sus alumnos y sigue con las escaleras a vueltas para que todo esté perfecto. Después de completarla, fueron uniendo vidrieras en el suelo y subiéndolas por partes, llegando al resultado que se puede ver en las imágenes y convirtiendo el colegio en una Catedral.

Aprendizaje en servicio

Trabajos como este no pillan por sorpresa a los alumnos de Carlos Cuenllas, acostumbrados a salir del aula y a llevar a cabo diferentes proyectos artísticos que en muchas ocasiones se realizan incluso fuera de las instalaciones del colegio y para todos los leoneses.

«No me acuerdo ya de cuántos hemos hecho», asegura él, que ya tiene otros muchos en la cabeza. Lo que pretende es que su clase no sea la típica en la que los alumnos entregan un trabajo al profesor y él pone nota. De hecho, el aula de Plástica más bien parece un taller de arte, en el que hay pupitres pero también esculturas, dibujos en las paredes y hasta un rincón que guarda alguno de los proyectos venideros.

A los alumnos «les presta» que sea así y «a mí el primero», reconoce Cuenllas. «Intentamos hacer muchos proyectos de estos, que llamamos de aprendizaje en servicio, porque son más motivantes para ellos y, además, se les puede dar una utilidad». En este caso, la vidriera servirá para celebrar el centenario de la congregación Marista en León, un aniversario por el que han programado múltiples actividades en el centro. Además, será la protagonista del anuario del colegio de este año, ya que el efecto que se consigue con la luz que entra por la cristalera superior la hace muy fotogénica.

También lo consideran así los que la han visitado, ya que el exitoso resultado ha hecho que sean muchos los que no se lo quieren perder. Eso sí, los que quieran disfrutar de la nueva obra de Cuenllas y sus alumnos en Maristas tendrán que llamar previamente al centro para concretar la cita. Sí verán cada día este cielo de colores los estudiantes de un colegio como una catedral.
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