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Un banco gigante para pensar

31/07/2021
 Actualizado a 31/07/2021
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Atraer turistas y conseguir que tu destino sea el elegido entre la abundante competencia existente es tarea complicada. Ayuda que la historia te haya regalado un monumento histórico o peculiar o que la naturaleza haya dibujado unos parajes de postal. Pero incluso teniendo a favor alguno de estos factores, la caza del visitante no está garantizada. Qué decir de las escasas garantías de éxito de las poblaciones que carecen de esos atractivos. Pero ante esto hay una solución, el ingenio. Un aliado que puede ayudar a destacar al máximo tus virtudes o lo más espectacular, crear un atractivo de la nada y diferenciarte del resto.

Esto es lo que ha ocurrido en Burón, que te da la oportunidad de ser un liliputiense al sentarte en su nuevo banco de cuatro metros de altura, el más grande de la provincia. El objetivo es claro, atraer turistas ávidos de sacarse una instantánea que compartir en redes sociales o por WhatsApp. La importancia de la imagen en la actualidad es evidente, llegando incluso a situaciones en las que los visitantes sólo se desplazan a uno u otro lugar para sacarse la foto de rigor y continuar el viaje sin profundizar en la historia del escenario elegido. Es este sinsentido el que puede conseguir que el banco de Burón tenga éxito y atraiga turistas que quieran sentirse seres diminutos e inmortalizarlo. Si esta idea gigantesca funciona, espero que no comiencen a salir imitadores con éste u otros objetos, lo que conseguiría que ser liliputiense durante unos minutos ya no tenga gracia.

Lo que sí es gracioso y oportuno sería utilizar este banco para castigar a los niños malos que se han reído de León durante décadas. Por esta razón, sería conveniente que en las dos PNL que presentará en septiembre la UPL en las Cortes solicitando la supresión de los peajes de la AP-71 y AP-66, también se incluyera que los presidentes del Gobierno que prometieron eliminarlos y los palmeros locales que les aplaudieron en su momento, se suban al banco de Burón y una vez arriba se quite la escalera, para que pasen allí unas jornadas de reflexión y purguen sus pecados. Lo sé, habrá que hacerlo en varios turnos porque no entrarán todos, pero organizándolo bien es viable. Los siguientes posibles candidatos a sentarse a pensar sean los integrantes, o al menos algunos, de la Mesa por León, la cual comenzó siendo muy grande para dar cabida a todos los invitados, pero que ha ido empequeñeciéndose en ideas y contenidos, corriendo el riesgo de convertirse en la Mesa más insignificante de León.
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