03/03/2023
 Actualizado a 03/03/2023
Guardar
Cuando parece que lo hemos visto todo en política, siempre aparece alguna noticia que nos pilla por sorpresa y que agita la actualidad informativa. En muchas ocasiones son noticias que sorprenden no por su trascendencia, sino por los protagonistas, lo cutre y lo chusquero del asunto.

El caso que sacude ahora los medios de comunicación y las redes sociales, es una supuesta trama de corrupción en la que, al parecer, lo que se viene a llamar un conseguidor o facilitador, concretamente un diputado socialista, aceptaba presuntamente sobornos, o lo que él llamaba «bolígrafos» o «calamares», para ayudar a agilizar trámites a empresarios o para que se hiciese la vista gorda en posibles inspecciones.

Todo lo que rodea el asunto es de lo más cutre, sórdido y chusquero que nos podamos imaginar, con cenas pagadas por empresarios embarrados, prostitutas, drogas, fotos de políticos babosos con jovencitas y lo que es peor, todo ello en el mismo corazón de nuestro sistema democrático, en el Congreso de los Diputados, con salpicaduras o directamente auténticas caladuras de un buen nutrido número de diputados socialistas.

El tema es tan loco, que justo el día en el que el PSOE condenó la prostitución en el Congreso, al parecer, algún diputado socialista se fue a celebrarlo yendo a un burdel y lo que es más sorprendente, posando orgulloso en una fotografía del ‘equipo putero’.

Todo esto es más sangrante aún, cuando algunas de esas cenas y posteriores bacanales de sexo y drogas se produjeron cuando al resto de españolitos nos tenían restringidos los derechos por la pandemia. Esa izquierda soberbia que se erige continuamente como los dispensadores de ‘moralina’.

En todo este asunto, al que han nombrado como ‘operación mediador’, se está centrando el foco en conductas más o menos reprobables moralmente, que pueden circunscribirse al ámbito privado y que no voy a entrar a valorar, de hecho, mucho habría que hablar sobre la prostitución… pero aquí lo que realmente hay es un caso evidente de corrupción en el que unos por acción, otros por omisión, otros por pardillos y otros por intentar tapar todo a lo Patxi López con desprecio al periodismo, hace poner en cuestión a toda la bancada socialista en el mismísimo Congreso de los Diputados.

Es tal el grado de acojone de alguno a la hora de dar explicaciones en casa, que prefieren pasar por tontos y obviar lo realmente grave que es que compartieron cenas, gintonics y lo que se terciase con unos empresarios sin escrúpulos que tiraban de billetera para ganarse el favor de los señores diputeros (perdón diputados).

Puede que alguno de los comensales de las famosas cenas en el Ramses no fuese consciente de dónde se metía, pero cuando vas a restaurantes de lujo y el menú te cuesta lo mismo que un whopper del Burger King, deberías preguntarte qué interés tiene un empresario al que apenas conoces en pagarte la comida, la bebida y en algún caso hasta la compañía.

Cuando eres cargo público, las comidas, las cenas, las copas y el sexo, mejor en casa.
Lo más leído