"Trabajamos en un concepto muy de potenciar uno al otro"

Carlos Luxor y Fran de Gonari exponen bajo el seudónimo de Pulkras Leoninas una obra a base de collage analógico y pintura en la que rinden homenaje al artista, performer y activista sevillano José Pérez Ocaña, figura clave en la apuesta por las libertades en la Transición

Joaquín Revuelta
10/03/2022
 Actualizado a 10/03/2022
Carlos Luxor y Fran de Gonari, las ‘Pulkras Leoninas’, exponen en el Camarote Madrid una obra que rinde homenaje a José Pérez Ocaña. | SAÚL ARÉN
Carlos Luxor y Fran de Gonari, las ‘Pulkras Leoninas’, exponen en el Camarote Madrid una obra que rinde homenaje a José Pérez Ocaña. | SAÚL ARÉN
Carlos Luxor y Fran de Gonari, que de forma conjunta firman como Pulkras Leoninas, han querido rendir homenaje al pintor, performer y activista sevillano José Pérez Ocaña, una figura fundamental de la vida cultural española durante los años de la Transición, del que el cineasta Ventura Pons ofreció un retrato intimista en el documental ‘Ocaña, retrato intermitente’, al que Luxor y De Gonari hacen un guiño con la pieza ‘Ocaña, retrato refulgente’ que este miércoles fue presentada con la asistencia de ambos artistas en el Camarote Madrid, donde podrá ser visitada hasta finales de este mes de marzo. «El título de la obra es un guiño no solo a Ocaña sino también a Ventura Pons», se encarga de señalar Fran de Gonari antes de que les pregunte a ambos por el vínculo que les une a un artista por desgracia hoy bastante olvidado como fue José Pérez Ocaña, una figura de indudable trascendencia también en la vida cultural de Barcelona, ciudad a la que se traslada a principios de la década de los setenta y en la que desarrollaría su vida artística hasta su muerte durante unas fiestas de carnaval en su pueblo natal por las quemaduras sufridas en su cuerpo cuando un lugareño prendió el disfraz de sol que portaba, elaborado a base de papel y tela. Cuarenta años se cumplen de aquel fatídico suceso acaecido en septiembre de 1983 y cuarenta años también de la amistad creativa entre Carlos Luxor y Fran de Gonari, como se ha encargado de recordar el educador y dramaturgo Marcelo Soto en la tarjeta que acompaña a la exposición. «Ha sido un personaje que nos ha marcado mucho, que ha sido muy trascendental en todo lo que hizo, tanto en sus acciones performativas como en los happening. Pero luego lo que más nos interesa de él, aparte de eso, quizás sea su faceta como pintor, que es lo que menos se conoce de su personalidad artística. Esa mezcla entre sus raíces andaluzas y la actividad que va a desarrollar tras su marcha a Barcelona, que le ayudó a liberarse por completo, aunque en Cantillana ya era un ser libre», comenta Luxor.  
   
Para Fran de Gonari existen ciertos paralelismos. «En el caso de Ocaña, él está muy orgulloso de sus orígenes, que es Cantillana, es Andalucía, el reflejo tan personal que hace de todas las tradiciones populares, cómo lo reinterpreta dándole un tono y un guiño ciertamente libertario, pero luego ama Barcelona, que es la ciudad que lo recibe con los brazos abiertos y en la cual él hace una labor de dar visibilidad al primitivo colectivo gay y trans, a las libertades en general, porque yo creo que toda la gente en esa época, él, su amigo Nazario, todo el grupo de artistas que había, no solo plásticos sino escénicos, etc, hicieron una labor que tenía que ver con la visibilidad del colectivo Lgtbi pero que beneficiaba a la sociedad porque era abogar por las libertades, por los derechos de todos».

Dentro de esos paralelismos con la figura de Ocaña, De Gonari también hace mención al nombre que utilizan cuando firman de manera conjunta. «Nosotros tenemos ese amor, ese cariño. De hecho cuando trabajamos a dúo nos hacemos llamar Pulkras Leoninas como un guiño de amor a León, a la catedral, a la libertad también, porque Pulkras Leoninas es un nombre femenino y hacemos también ese juego de liberar el género hasta en el nombre. Pero luego es también el amor y el cariño en nuestro caso a Madrid, una ciudad que nos recibió con las puertas abiertas, en la que hemos aprendido muchísimo a todos los niveles. Sí que hay esos paralelismos con la figura de Ocaña. Luego también está el color.  Luxor es abstracto, pero el color es fundamental como modo de expresión. Yo soy figurativo y lo mismo me pasa con el color. Por eso hacemos muy buena simbiosis y también porque trabajamos en un concepto muy de potenciar uno al otro, con unos egos muy relajados y lo pasamos bien».

A la pregunta de si han cambiado los tiempos desde aquella lucha de Ocaña por la libertad sexual en una sociedad no tan tolerante como la que aparentemente hoy nos contempla, Carlos Luxor cree que, aunque ha habido avances, todavía queda camino por recorrer. «Pienso que aún queda mucho por hacer, pero gente como Ocaña y otros personajes en el Madrid de años posteriores sí que hicieron mucho por la libertad que tenemos hoy en día». Para De Gonari es necesario que se sepa. «Lamentablemente vivimos una regresión. Consideramos que nuestro arte, el modo de expresarnos, tiene que reflejar también otras cosas, porque si no realmente se quedaría en algo decorativo, un poquito vacuo. De hecho nuestras obras tienen mucho trabajo previo de investigación de las imágenes, de los colores (y de ponernos de acuerdo, puntualiza Luxor). Nos preocupa mucho que la parte que hacemos cada uno esté equilibrada y esté potenciada», subraya De Gonari.

Preguntados por las características de la obra que han decidido presentar en el Camarote Madrid, Luxor señala que es una mezcla entre collage analógico y pintura. «Hay una parte muy diferenciada tanto de uno como de otro y con relación a Ocaña es un homenaje a su figura, ni más ni menos. No solo teníamos que hacerle un cuadro sino que tenían que ponerle el nombre a un auditorio», sostiene Luxor, a lo que De Gonari argumenta que «es necesario que las nuevas generaciones conozcan que ha habido estas figuras, porque luego muchas veces la gente no sabe, aparte de una determinada dimensión artística y lo complejo que era para ellos hacer su trabajo artístico, todo lo que apoyaban y generaban. Yo me he encontrado con gente muy joven –parto de la base de gente que tiene interés y que quiere saber qué ha pasado antes de– que no lo conocían. La gente cuando ve las cosas que hacían estos personajes, no solo Ocaña, alucina, porque también había una mezcla de locura, de valentía...», destaca Fran de Gonari, para quien el término ‘refulgente’ aplicado al título de la exposición «es por lo que es él y por lo que trasciende posteriormente». Su muerte la califican de «absurda» y a día de hoy no está claro si la acción de prender fuego al disfraz que portaba Ocaña fue intencionada o por el hecho de hacer una gracia. «En su pueblo era muy querido y de hecho en Cantillana en la actualidad existe un museo magnífico dedicado a divulgar su legado», concluyen.  
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