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¿Tercera Guerra Mundial?

¿Tercera Guerra Mundial?

OPINIóN IR

04/10/2022 A A
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¿Tercera Guerra Mundial?
Desde Caín a nuestros días la violencia ha estado siempre presente en la humanidad y los libros de historia están llenos de páginas dedicadas a las guerras. Pero las más crueles y absurdas, las que han producido más víctimas, han tenido lugar en el siglo XX. Y no nos referimos solamente a las dos guerras mundiales. Se equivocan totalmente aquellos que piensan que la sociedad evoluciona de tal manera que cada vez somos mejores, que el progreso material va unido al progreso como personas. Prueba de ello es que a estas alturas del siglo XXI estamos viviendo uno de los momentos más negativos y preocupantes, no siendo imposible una gran catástrofe mundial. O sea, la tercera guerra mundial, que bien podría ser la última.

Pero lo más grave de todo esto no es solamente que haya unos líderes mundiales peleados entre sí, sino que esta división y confrontación existe a otros niveles inferiores. Es la crispación que vemos cada día a nuestro alrededor. No hace falta ir a Ucrania para comprobar cómo la violencia se ha ido asentando entre los jóvenes, en las familias, en los colegios… Nuestra clase política, polarizada, no es el mejor ejemplo cuando se percibe que algunos solamente buscan su propio interés y no el bien común. Desgraciadamente la regla de oro «amarás a tu prójimo como a ti mismo», que es uno de los principios fundamentales del Evangelio, no se tiene en cuenta para nada.

Resulta significativo que las grandes dictaduras, enemigas de la libertad, que predominan en el mundo de hoy y que protagonizan especialmente el surgimiento de las guerras, son grandes enemigas del cristianismo: el comunismo materialista y el fundamentalismo religioso de algunos musulmanes. Putin, formado en la antigua Unión Soviética, ha resucitado las formas de la dictadura comunista y en su afán expansionista nos está llevando al borde del precipicio. El resto de las guerras, silenciadas por los medios, y del terrorismo que asola a muchos países, se debe al fanatismo e intolerancia de determinados grupos religiosos.

Es verdad que Putin es un auténtico monstruo, un claro ejemplo de la crueldad y la maldad del ser humano, pero en el fondo no son mejores aquellos que entre nosotros rezuman odio en sus corazones, como sucede en España con terroristas, separatistas y demás familia. Putin es malo, pero ha puesto en evidencia la torpeza de una Europa moralmente decadente e ingenua que, aunque el dictador ruso no existiera, ha renunciado a las raíces que hicieron de ella un prestigioso referente a nivel mundial.
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