En la tarde del miércoles, sobre las siete y media, muchos vecinos vieron un gran rayo impactar sobre el monte, en los terrenos del llamado Puerto de Machacao. A los pocos segundos se vieron los destellos del fuego.

Un vecino, Ramón, de una familia de ganaderos, y tres jóvenes fueron los primeros que corrieron para ver si al estar ‘arrancando’ lo podían extinguir antes de que cogiera fuerza. Y lo lograron con una de ‘las lenguas’ pero iba creciendo otra a pocos metros, los móviles no funcionaban, y con el boca a boca se iban avisando. Sonaron las campanas y todos los que estaban en disposición de poder llegar al fuego y hacer algo marcharon para allá.
Más de treinta vecinos trabajaron, cada uno como podía, comenzaron a llegar palas y otros aperos que podían servir. Otros subían agua en lo que podían, le llevaban agua a los que estaban en la primera línea, realmente en condiciones adversas y sin medios adecuados.

Pero lo lograron controlar y decidieron quedarse de guardía, por si se reavivaba.
Hacía la una de la mañana llegó primero la brigada forestal y después un coche con técnicos de la Junta de Castilla y León que se lo dijeron con claridad al alcalde, que estaba al frente: “Habéis evitado otra situación muy peligrosa”.
Todo parecía tranquilo. A media mañana volvieron “a sonar las alarmas”, volvieron a subir los vecinos, volvieron a controlar el fuego.
