Senda de los Encomendeiros

Las fragas del Eume: un lugar en la Galicia misteriosa de bosques, ríos y monasterios

Vicente García
14/09/2018
 Actualizado a 16/09/2019
Río y fraga desde el monasterio. | VICENTE GARCÍA
Río y fraga desde el monasterio. | VICENTE GARCÍA
En estas mismas páginas se ha hablado de varias rutas en la comunidad gallega. Hace tiempo sobre la ascensión a una cumbre emblemática en la costa de la comunidad: la Moa o el Monte Pindo, así como los cañones del río Sil o el Castro de Baroña, en fechas más recientes. En este momento se va a hablar de un parque natural escondido entre los bosques o fragas: las Fragas del Eume un lugar encantado y encantador en la provincia de la Coruña.

Una fraga es un bosque muy cerrado y tupido para los gallegos, bosque de multitud de arboles de las más variadas especies: robles, alisos, abedules, castaños acebos, madroños, olmos, laureles, eucaliptos, avellanos… y Galicia es todo verdor con esos bosques que se extienden por muchos de los lugares de su geografía.
El Parque Natural de las Fragas del Eume es un amplio espacio en el que se pueden recorre bastantes rutas, todas ellas explicadas en el Centro de Interpretación existente al inicio de la ruta, donde se aparcan los vehículos para comenzar la marcha sobre el asfalto. En la parte alta del río se encuentra en Encoro o Embalse del Eume y una central eléctrica.

Durante los meses de verano funciona un autobús para quienes no deseen volver por el asfalto. Esta es una de las rutas más cómodas y sencillas. En el Centro de interpretación pueden contar cómo son las demás rutas, la dureza y las características  de cada una de ellas. La senda que se describe a continuación es la más variada, cómoda y amena y que refleja lo que son las fragas al lado del río, finalizando en el monasterio, el problema es que al ser la más cómoda y sencilla es la más concurrida.

Desarrollo de la ruta

Comienza esta ruta en el Centro de Interpretación del Parque, donde se puede conseguir toda la información sobre lugares y senderos, tras haber aparcado los vehículos. El camino va en su primer tramo sobre asfalto que además se encuentra muy concurrido por personas que pasean o que incluso siguen hasta otros aparcamientos un poco más adelante. Al llegar al puente colgante de tablas de Cal Grande, muy sólido y seguro,  se cruza el río hacia la otra orilla, por donde ya no circulan los vehículos. Para muchos la ruta comienza en este punto.

Siguiendo por esta ribera se va por buen camino de tierra y a veces de rocas, aunque bastante llano y fresco al encontrarse al lado del río, con aguas limpias y transparentes.

Tas un tramo de tres kilómetros que se recorren en algo más de media hora se llega a un segundo puente de tablas, el puente de Fornelos, que no se cruza, siguiendo el camino, que no tiene otro problema que el de superar un terreno de rocas subiendo y bajando por una zona en la que han colocado cuerdas para ayudarse. Pasado este tramo se cruza el arroyo Sesín por un puente de tablas, no colgante como los dos anteriores, para legar poco después al puente de Santa Cristina o de Caaveiro, por el que sí pueden cruzar vehículos autorizados,  que viene desde la carretera asfaltada.

Desde este punto el camino da un brusco giro a la izquierda y comienza una subida por camino enlosado amplio, muy bueno y que suele estar muy concurrido, llegando al final al monasterio de Caveiro, donde hay un bar a la entrada. Se puede visitar o bien se puede solicitar una visita guiada en la que explican las características e historia y vida del monasterio.

Una vez recorrido el monasterio se puede descender de nuevo al puente de Santa Cristina, cruzarlo y tomar el autobús de regreso, o bien volver por la carretera hasta el centro de interpretación. lo que alargaría mucho más la ruta. También se puede descender del monasterio hacia el arroyo Sesín y volver por el camino de tierra hasta el segundo puente, donde se seguiría por la carretera. Las opciones pueden ser múltiples, tanto a la ida como a la vuelta.
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