Donato Pérez, el alma de Jesús Divino Obrero y fundador de todo un barrio

A los 22 años fue "el chico de los recados" en los primeros impases de la hermandad y creó la cooperativa asociada que construyó más de 400 viviendas

20/04/2025
 Actualizado a 20/04/2025
Donato, con la vara de seise junto a su familia, en una de las primeras procesiones de la Soledad.
Donato, con la vara de seise junto a su familia, en una de las primeras procesiones de la Soledad.

Hablar de Donato Pérez es hablar de Historia con mayúsculas de la Hermandad de Jesús Divino Obrero. Él es uno de los fundadores no solo de la hermandad, sino de la cooperativa asociada a la misma que creó el barrio del Ejido y supuso la explosión de la hermandad en los años 50. «Yo era el chico de los recados, con 22 años, que hablaba con unos y otros de la junta de gobierno», comenta Donato, alma de una hermandad con la que este año no podrá procesionar por problemas de salud a sus 92 años. 

La Hermandad de Jesús Divino Obrero nació en el seno de un equipo de fútbol del barrio de Santa Marina, «donde yo viví hasta que me casé». El párroco no les recibió, «porque dijo que ya tenía muchas cofradías en la parroquia» y encontraron asilo canónico en la iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva. Fue el 19 de marzo de 1955, día de San José, cuando Jesús Divino Obrero se erigía en hermandad, la quinta cofradía en León, tras las tres centenarias y Santa Marta.

– ¿Por qué un equipo de fútbol decide fundar una hermandad?
– Don Víctor de los Ríos, que tenía una casona en Santa Marina, era mecenas del equipo de fútbol. Un día, hablando con él, nos dijo que no dejáramos el deporte, pero nos animó a hacer otro tipo de cosa, algo social, algo de Semana Santa. Y como era el que nos ayudaba económicamente... Y se lo dije al presidente del equipo y ahí empezamos. 

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Donato junto a su familia y hermanos de Jesús Divino Obrero.

Por aquel entonces, Restituto Ruano era el presidente del equipo de fútbol C. D. Santa Marina. Él había oído hablar al papa Pío XII sobre Jesús Divino Obrero como «el primer trabajador del mundo» y, con aquella idea, se fue a Madrid en 1954 a conocer a Víctor de los Ríos. El resultado fue que volvió con una talla que hoy es el titular de la cofradía, pero que había sido ideada para acabar en Nueva York. 

«Salir una vez al año y si llueve ya no sales...». A Donato le faltaba algo y, junto con el presidente Restituto Ruano, decidieron hacer algo social y crearon la cooperativa de Jesús Divino Obrero que fundó el barrio del Ejido, con la construcción de más de 400 viviendas unifamiliares. «A cambio, les pedíamos a aquellos a los que le dábamos una casa que se hicieran hermanos de la cofradía». Y con la túnica gratis. La cuota, simbólica, solo 25 pesetas. 

«Con la cooperativa fomentamos la adhesión a la hermandad y terminamos haciendo 400 y pico viviendas en aquella época, en la que también había más ayudas para los que quieren emprender», explica Donato. «El que se apuntaba a la cooperativa ya pagaba una cuota mensual», aclara. 

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Donato junto a su familia.

Además de su labor deportiva y constructora, Jesús Divino Obrero organizada comidas para los pobres de la ciudad. Y, en lo que concierne a la Semana Santa, se convirtió en la primera cofradía en incorporar mujeres con túnica y en contar con una banda propia, pues hasta entonces la música de la Semana Santa corría a cargo de las bandas municipales y militares, con la Maestranza de Aviación participando en los primeros años de la hermandad. «Alguien de la junta directiva se fijó en que en Valladolid salían las cofradías con su propia banda y entonces hable con la Junta Mayor de Valladolid y me explicaron que sí. Y montamos la banda de cornetas y tambores», señala Donato.  

Primero la Soledad 

Tras una primera participación en la procesión del Pregón de la Junta Mayor, el Lunes Santo de 1956, Jesús Divino Obrero celebró su primera procesión propia de Semana Santa el Sábado Santo de 1957, bautizada ya desde ese momento como procesión de la Soledad. Ese año, la Cofradía de Angustias y Soledad les cedió la Virgen de las Lágrimas para esa procesión y ya el año siguiente, en 1958, llegó la imagen de la Soledad, de Víctor de los Ríos. Una talla de gran devoción, que Donato guarda con cariño en el salón de su casa. 

"Hubo unos años en los que, si se hablaba del Encuentro, solo estaba el de Jesús Divino Obrero"

«La procesión del Encuentro vino más tarde –en 1959– y recuerdo la Catedral llena, no cabía nadie. Nunca se había visto algo así en León», recuerda Donato. «Eran unos años en los que, si se hablaba deEncuentro, solo estaba el de Jesús Divino Obrero el Domingo de Pascua», pues el de Jesús del Viernes Santo sufrió varias modificaciones y parones y no se recuperó tal y como es ahora en la plaza Mayor hasta 1991. 

Después del intento fallido en la iglesia de Santa Marina y el paso de la Hermandad por Renueva, la hermandad llegó a la iglesia en la hoy tiene su casa en el año 1965, diez años después de la fundación de la hermandad y en cierta manera por indicación del entonces obispo de León, Luis Almarcha. «Hoy ya es muy distinto, porque antes todo era aquí, toda la hermandad era de Jesús Divino Obrero», comenta Donato, que lamenta que se haya «perdido un poco la esencia» de barrio que tenía Jesús Divino Obrero, aunque sigue siendo un agente dinamizador del barrio que fundó. 

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