La Bienaventuranza desafía a la lluvia en un Jueves Santo sin pasos 'al cielo'

La cofradía arriesgó en una salida procesional en la cual la decisión de no llegar a la Catedral acortando por San Martín no evitó que los pasos se mojaran en su regreso a San Claudio

David Iglesias y Laura Pastoriza
28/03/2024
 Actualizado a 28/03/2024
https://youtu.be/kiyAHHTQ6_8

La mañana de Jueves Santo volvió a pintar León de azul y negro. Azul en el capillo de la Bienaventuranza y negro en sus túnicas. Azul en el cielo al principio de la mañana, pero muy negro después. Los hermanos de la Cofradía del Santo Cristo de la Bienaventuranza vivieron su día central con dificultades por la lluvia, elemento variable e incontrolable que obligó a los de San Claudio a modificar su recorrido en una decisión que no evitó que los pasos regresaran empapados al patio de El Albéitar. 

El cielo de León se volvió del color de sus capillos a las ocho y media de la mañana, cuando el viento soplaba con fuerza y llevaba lejos los negros nubarrones. Parecía que sí, que contra todo pronóstico la Bienaventuranza podía salir a la calle desde su barrio. Sin embargo, la lluvia prevista a partir de las once de la mañana llevó a la junta de seises de la cofradía a tomar la decisión de realizar un recorrido más corto, en el que procesionarían hasta la Plaza Mayor para regresar por San Martín, sin llegar a pisar la Catedral para ejecutar el acto central de la procesión en el que los braceros elevan los pasos 'al cielo' tras el sermón de las Bienaventuranzas

El Cristo de la Bienaventuranza. | D. IGLESIAS
El Cristo de la Bienaventuranza, el 'Moreno', titular de la cofradía de San Claudio. | D. IGLESIAS

Mientras los demás pasos esperaban en el patio universitario, el Cristo de la Bienaventuranza fue llevado ante la iglesia parroquial de San Claudio, sede de la cofradía. Desde allí salió un año más el titular, mecido por la marcha 'A ti Carmelo', dedicada al párroco fundador de la penitencial en 1992. Tras este habitual homenaje, en el que braceros y agrupación no portan capillo, el paso alcanzó la altura del inicio de la procesión, que comenzó a salir a las nueve de la mañana hacia San Francisco, buscando a continuación las viejas y angostas calles de Carbajalas y Santa Cruz, con el tremendo esfuerzo que supone para los braceros el giro de la antigua calle Corta, hoy de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad.

Con mucho menos público de lo habitual por el frío que dominaba León, la Bienaventuranza llegó a la Plaza Mayor. Fue entrar el 'Moreno' en la plaza y la lluvia comenzó a caer. Primero fina, más intensa después. No se inmutó la Bienaventuaranza, que siguió a paso lento por San Martín -donde el obispo, acompañado por el alcalde, leyó el sermón de las Bienaventuranzas al paso de las imágenes.

Así continuó la procesión, bajo una lluvia intermitente, su caminar de vuelta a San Claudio. Abría la procesión la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas de San Andrés, acompañando el pequeño paso de la Santa Cruz que pujan hermanos adolescentes. Le seguía el Nazareno, a los sones de La Soledad. El 'Moreno', el Cristo de la Bienaventuranza, llegaba a continuación con su imponente altura y su infinito monte de claveles rojos y la banda sonora de las marchas de la Agrupacion Musical de la cofradía, que ponía música también a la Piedad, que estrenaba trono y lucía engalanada con sus claveles blancos habituales.

A los sones de la Agrupación Musical de Angustias, cerraba el cortejo procesional la Virgen de la Misericordia, el paso de palio de la cofradía en el que el azul de la Bienaventuranza ponía el color final a una procesión que arriesgó, primero disfrutó, luego sufrió y finalmente se mojó. No fue hasta llegar a la altura de Santa Nonia cuando la cofradía se decidió a acelerar al arreciar la lluvia desde su paso por la hamburguesería de San Francisco. Ahora tendrán que valorar los daños que pudiera haber en tallas y tronos, en un Jueves Santo complicado para los de San Claudio. 

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