Se apagó la luz más antigua de la ciudad

Fallece Luz Muñiz Alique, un mes después de cumplir 106 años y siendo la mujer más anciana de León ciudad

Fulgencio Fernández
13/02/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Luz Muñiz Alique, cuando cumplió 105 años. | MAURICIO PEÑA
Luz Muñiz Alique, cuando cumplió 105 años. | MAURICIO PEÑA
Hace pocas semanas, el 13 de enero, recogía La Nueva Crónica el 106 cumpleaños de la que era la leonesa más anciana de la capital,Luz Muñiz Alique, la matriarca de una conocida saga de la ciudad en la que varios de sus integrantes habían pasado del siglo de vida, como su padre y una hermana.

Estaba Luz Muñiz Alique todo lo bien que se puede estar con esa edad: una lucidez incuestionable, algún problema de audición y también de movilidad, pero con muchas ganas de vivir y de contar historias, de recuperar recuerdos de tantos años vividos. Y llevaba con mucho orgullo su edad: “Soy la más vieja de la ciudad y me gusta”.

Su hijo Antonio, el único varón de los cuatro que tuvo, le escribió para esa fecha una carta en la que recordaba algunos datos de la biografía de la centenaria leonesa: “Mi madre, Luz, nació en León, en el barrio de Santa Ana, el 12 de enero de 1913. Era hija del militar Sixto Muñiz, al que el peso de sus numerosas condecoraciones ‘le obligaba a andar inclinado hacia adelante’. De los participantes en la Campaña de Filipinas, los llamados Los últimos de Filipinas, mi abuelo fue uno de los últimos en llegar a España y el último en fallecer, en 1967. También destacó por su valor y sabia estrategia en la Campaña de África. Una vez que sus padres viajaron a la Eternidad, todos sus hermanos la instituyeron como cabeza matriarcal de la «Saga» de los Muñiz- Alique, en León. ¡¡Cómo habla de sus hermanos, todos profesionales de éxito!! Y de sus 40 sobrinos, especialmente de Juan y Ana, de Pablo, de Camino, de José….. Y también Alberto –Tío Alberto –fundador y mantenedor de la CEMU (Ciudad Escuela de los Muchachos) en Leganés”.

También abordaba los momentos más duros de tantos años de vida: “En su larga vida se han repetido demasiados hechos dolorosos. Primero, el gran dolor familiar por el calvario del abuelo Sixto, para el que la Guerra Civil ‘duró 9 años’ porque no quiso participar en ella, al considerarla una lucha fratricida entre españoles. Después, la pérdida de dos hijas de 33 y 54 años. Más tarde viajó a la Eternidad feliz su queridísimo esposo, amante, compañero. Y sucesivamente, 5 hermanos. ¡Qué pena sintió mi madre cada vez que se le iba alguna de sus íntimas amigas: Antonia Lobato, Anita Lescún, Vicenta (de los Miguel Pérez), Julia (La ‘pesetina’), etc., etc”.

Tantos conlos que se ha ido a encontrar este miércoles Luz, que se apagó como ocurre tantas veces a esas edades, porque ya no hay más luz.
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