Roberto Girault: "Jim Caviezel le puso carne a un personaje con un halo mágico"

El director mexicano acomete esta semana en diferentes localizaciones de Ponferrada la fase final del rodaje de ‘Onyx, los reyes del Grial’, que le llevará acto seguido a Jerusalén, donde –asegura– "empezó todo"

Joaquín Revuelta
30/05/2017
 Actualizado a 15/09/2019
El director mexicano Roberto Girault, el pasado jueves en la redacción de La Nueva Crónica. | MAURICIO PEÑA
El director mexicano Roberto Girault, el pasado jueves en la redacción de La Nueva Crónica. | MAURICIO PEÑA
El cansancio se nota en el rostro del director mexicano Roberto Girault después de tres intensas semanas de filmación en diferentes enclaves de la capital y la provincia leonesa de la película documental ‘Onyx, los reyes del Grial’, cuya base se encuentra en el libro ensayo de Margarita Torres y José Miguel Ortega que apunta a la posibilidad de que el Santo Grial sea en realidad el Cáliz de Doña Urraca que se custodia desde hace mil años en la Real Colegiata y Basílica de San Isidoro. Precisamente este lugar ha centrado la última semana de rodaje en León de esta ambiciosa producción financiada por la Fundación Nemesio Díez. La grabación continúa estos días en Ponferrada, principalmente en el castillo templario, antes de viajar a Jerusalén, que será la meta final del proyecto y «donde en realidad empieza todo», se encarga de recordar Girault al principio de una larga conversación en la que confiesa que desde hace un lustro reside en Los Ángeles, si bien su carrera profesional se ha desarrollado hasta ahora en México. «Esta es la primera vez que ruedo fuera de mi país. He tenido la oportunidad de filmar cuatro películas como director, algunas de ellas muy bien recibidas por el público, como ha sido el caso de ‘El estudiante’», reconoce el director azteca, que desde que se inició en esta profesión siempre ha tenido claro que quería hacer «un cine de valores cristianos, un cine que dignificara a la persona, a la familia y a la sociedad, un cine que nos hiciera reflexionar sin llegar a ser moralista ni caer tampoco en el sermón», puntualiza el director y productor mexicano, que en su deseo de que su cine llegara a todo el mundo tomó la decisión de fijar su residencia en la ciudad angelina, la capital en la que se asienta el negocio del cine. «El único cine que viaja a todos lados, que viaja bien y es reconocido por todos es el estadounidense».

Roberto Girault reconoce que en esa apuesta por trascender las fronteras de su cine se ha encontrado con la grata sorpresa de que compatriotas suyos como Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón o Alejandro González Iñárritu, entre otros, han obtenido el reconocimiento de la meca del cine. «Los directores mexicanos en Hollywood están teniendo mucho éxito y no solo el caso de los que has mencionado sino también de directores de fotografía como el ‘Chivo’ Lubezki o Rodrigo Prieto, directores de arte e incluso actores. Aunque cada vez el cine está más globalizado, también es cierto que son casos puntuales y que cada uno de ellos han llegado de diferente forma. Mientras González Iñárritu fue catapultado a Hollywood gracias al éxito de ‘Amores perros’, Cuarón y Del Toro han tenido que trabajar más duro hasta alcanzar el reconocimiento de la industria hollywoodense», asegura Girault, que confiesa haber aprendido mucho de los tres a la hora de acometer sus propios proyectos.El director mexicano está convencido de que ‘Onyx, los reyes del Grial’ va a ser un puntal para su futura carrera internacional. «Pienso que ‘Onyx’ me va a ayudar porque está teniendo una factura muy grande, contamos con actores internacionales de primera línea y todo eso sirve para hacer avanzar mi carrera, aparte de que estoy muy satisfecho por los resultados que estamos teniendo», afirma Girault, que llegó al proyecto por mediación de la Fundación Nemesio Díez, que ya conocía su trabajo en México, y se puso en contacto con él a través de su hermana, «a la que estaré eternamente agradecido», para que liderara una producción que cuenta con un presupuesto inicial de 1.100.000 euros. «Rápidamente me puse en contacto con la productora en España, Sevenfor, que me enviaron el libro de Margarita Torres y José Miguel Ortega, un ‘teaser’ de lo que querían hacer y una explicación más o menos de por dónde iba el tema. La verdad es que el proyecto rápidamente me llenó el ojo, me hizo cosquillitas. Me dije, aquí puede haber algo muy interesante. Tanto por la historia y el descubrimiento en sí, que son impresionantes, como por el hecho de tocar diferentes periodos históricos, que como cineasta siempre me ha llamado la atención porque me gusta hacer proyectos de época. Y aquí estamos tocando muchos periodos, desde la última cena hasta los nazis», comenta Girault.Todos estos factores visuales, artísticos y narrativos resultaban de lo más atractivos para el director mexicano residente en Los Ángeles, que también se detiene en el mensaje que la película pretende transmitir, más allá de si se trata o no del verdadero cáliz de Cristo o de la propia investigación en la que se han sumergido Torres y Ortega. «Es un mensaje de encuentro, con la fe, con León, con uno mismo, con la historia y también con el cáliz».Dar con la formula adecuada para trasladar a un lenguaje cinematográfico las investigaciones de Torres y Ortega llevó su proceso. «Lo único que vi claro al principio es que no podía ser un documental al uso y que ya hubiéramos visto. Y también tuve claro desde el primer momento que teníamos que meterle un peso dramático importante, porque tanto la Fundación Nemesio Díez como la productora Sevenfor querían que el documental pudiera ser exhibido en los cines. Y el lenguaje del cine no es igual al de Discovery Channel o National Geographic», sostiene Girault, que tuvo claro que ‘Onyx, los reyes del Grial’ precisaba de personajes potentes que fueran capaces de conectar con el espectador. En este sentido la figura del narrador que interpreta el actor norteamericano Jim Caviezel es clave, al igual que la propia elección del protagonista de ‘La Pasión’, de Mel Gibson, que lleva inevitablemente al espectador a establecer un fuerte vínculo con la figura de Cristo. «De entrada, me encantan esos personajes coristas que están en Shakespeare y en el teatro griego, personajes que rompen la cuarta pared a la vez que te van contando la historia. La figura del narrador apareció desde los primeros tratamientos del guión, porque enseguida me vino a la mente el narrador que utiliza Kenneth Branagh en ‘Henry V’. Derek Jacobi nos cuenta lo que está sucediendo pero no interactúa con lo que está viendo y lo que está pasando», comenta el director, que a medida que fue trabajando con el personaje entendió que podía llegar a ser muy mágico. «El Santo Grial está lleno de leyendas mágicas que aluden a las virtudes humanas. Aunque no me quería alejar demasiado de todos estos elementos legendarios, por razones de producción tuvimos que acotarlos y ahí fue donde empezamos revestir más al personaje del narrador con ese halo de fantasía».

Sobre la elección de Jim Caviezel para el papel del narrador, Roberto Girault reconoce que siempre lo visualizó como más grande y la búsqueda estuvo encaminada hacia actores de gran complexión física. «Mi abogado fue quien me puso en contacto con Jim y ahora que lo conozco tengo que reconocer que es un monstruo de actor. Caviezel es una persona de fuertes convicciones religiosas y eso venía muy bien porque siempre buscamos que tuviera empatía con el proyecto».

Una vez asegurada la presencia de Jim Caviezel, el director mexicano tuvo que enfrentarse a un nuevo reto, que el público no viera a Cristo como el que está contando la historia», por lo que su caracterización se aleja en todo momento de la película de Mel Gibson, otorgando el actor estadounidense un plus al carácter mágico del personaje como es su humanidad. «Jim le puso carne al personaje mediante ciertos toques de ironía y de sarcasmo que lo situaban a otro nivel».

De María de Medeiros y Anthony Howeel, que personifican a la pareja de investigadores, Girault destaca la «dulzura» de la actriz portuguesa, que le viene muy bien al personaje y que se transmite a través de su timbre de voz, de su figura y de su mirada. «Es muy tierna y cariñosa», declara el cineasta, para quien Anthony Howell ha sido una muy grata sorpresa. «Para empezar es una maravilla de persona y como actor aporta una gran presencia en cámara, pero además tiene una actuación y unos estándares de fragilidad que resultan muy interesantes. Entre ambos actores se crea un dinamismo muy bonito porque María de golpe te da la ternura y la dulzura, pero su personaje es agresivo en el sentido de que quiere llegar hasta el fondo de la investigación, mientras que Anthony, que proyecta personalmente madurez y fortaleza, su personaje es bastante frágil y evidencia una cierta inseguridad al contrario que su compañera».León y algunos de sus principales enclaves constituyen el otro gran personaje de ‘Onyx, los reyes del Grial’. Roberto Girault se lamenta en el fondo de no haber dispuesto de más tiempo para rodar dentro en la Seo, aunque asegura que en la media jornada que tuvieron «sacamos lo que teníamos que sacar», aunque precisa, «si me hubieran dado una semana hubiera filmado toda la Catedral, porque es un enclave maravilloso y estoy fascinado con esta catedral.No pudimos acceder a todos sus rincones, pero la Catedral sale impresionante en la película».El Edificio Botines, el Museo Catedralicio, el Palacio de los Guzmanes y por supuesto la Real Colegiata y Basílica de San Isidoro han sido otros lugares emblemáticos en los que también se ha filmado este documental de ficción. Preguntado cómo fue el encuentro con el Cáliz de Doña Urraca, Roberto Girault reconoce que le embargó la emoción al ver tan cerca una reliquia que ha sido el origen de todo, pues está convencido de que se trata del cáliz de Cristo. «Es un acto de fe, sí, pero en este caso no es irracional, no es como creer en los elfos. Para empezar hay muchísima documentación histórica, verídica, actual, que atestigua que este cáliz estuvo en el santo sepulcro. No hay nada irracional en creer que es el verdadero cáliz», insiste Girault, que esta semana acomete la última fase del rodaje en Ponferrada antes de viajar a Jerusalén. «León nos ha tratado increíble, pero estamos muy emocionados porque vamos a entrar en una parte muy especial de la filmación por su gran vistosidad, con la presencia de Doña Urraca, Fernando I, los templarios o Saladino, del que ya filmamos una parte en León». La búsqueda del Santo Grial por parte de los nazis también ocupa una parte de la narración. «Aparte de que históricamente vinieron a buscarlo a Montserrat, la idea de meter a los nazis tiene que ver con el hecho de que el Santo Grial ha sido buscado durante siglos por mucha gente y esto me sirve para establecer un marco sobre la relevancia de la más importante de las reliquias que ha sido ansiada a lo largo de la historia por sus poderes supuestamente mágicos», explica el director, que en Jerusalén rodará un par de días con un equipo bastante más reducido.

Roberto Girault confiesa que el montaje le fascina, «pero me desespera todo lo relacionado con la parte técnica. Un montador tiene que ser bastante ordenado y en este sentido soy un desastre. Pero me fascina porque en la sala de montaje es donde se crea la historia», asegura el cineasta, que ya está trabajando en la música, donde tendrá una gran importancia el ‘Parsifal’ de Richard Wagner. Del trabajo de fotografía de Rafael Bolaños destaca su carácter «pictórico», con secuencias como las del barco o la última cena rodadas en una bodega de Valdevimbre que han permitido al operador de cámara trabajar con distintos tipos de iluminación. «Ha creado unos volúmenes impresionantes a base de blancos y negros que recuerdan a los de ‘El Padrino’, de Francis Coppola».
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