Redescubrir al más ilustre músico astorgano

Por Julia Mª Martínez-Lombó Testa

Julia Mª Martínez-Lombó Testa
01/05/2019
 Actualizado a 14/09/2019
Presentación de la monografía en el CentroCultural Casa Panero y portada de la misma. | L.N.C.
Presentación de la monografía en el CentroCultural Casa Panero y portada de la misma. | L.N.C.
Pocos hombres de mérito han sufrido un tan permanente olvido como Don Evaristo Fernández Blanco, nacido en Astorga el 6 de marzo de 1902 y fallecido en Madrid el 23 de septiembre (que no noviembre) de 1993. Numerosos diccionarios y enciclopedias, desconocen el nombre de Fernández Blanco o le dedican escasas líneas, tan imprecisas como generalizadoras, que incluyen numerosos errores en torno a su obra y su figura, repetidos a lo largo de las últimas décadas.

Discípulo de Tomás Bretón y Conrado del Campo en el Conservatorio de Madrid –donde compone el tan comentado estos días 'Vals Triste' para orquesta, fechado en noviembre de 1920, y conservado en el Archivo de la Biblioteca del Real Conservatorio de Música de Madrid, en el periodo académico que motivó su composición– Fernández Blanco realiza importantes aportaciones a la música española de las primeras décadas del siglo XX. Ligado al Gobierno de la República, su obra está comprometida con la modernidad, es innovadora y de enorme interés compositivo.

Fernández Blanco es un músico de su tiempo, un compositor que toma parte en los acontecimientos musicales de la sociedad que le rodea –desde su primer concierto en el Casino de León (que no de Astorga) en 1916– participando también de la vida sociopolítica en las instituciones y organismos republicanos. A pesar de las dificultades a las que tuvo que hacer frente por este hecho, nunca renunció a sus principios ni convicciones, aunque esto le supusiese no poder desarrollar su profesión. El astorgano representa claramente la fractura que sufrió la creación artística española con la tragedia de la Guerra Civil. Su gran talento creativo se vio truncado por el conflicto bélico, sufriendo las consecuencias de la represión política del franquismo.

Nos dejó escrita una interesante obra, influida por la estética de la Escuela de Viena y que abraza también los lenguajes vanguardistas, del impresionismo debussysta, el expresionismo o el neoclasicismo, en una época en la que en nuestro país continuaban las polémicas en torno al nacionalismo. Fernández Blanco, igual que sucede con otros músicos de esta generación, también olvidados, siguió un camino propio, buscando, desde un principio, que sus obras se abriesen un hueco en el repertorio.

Lafigura de Fernández Blanco ha tenido que esperar al siglo XXI para ser conocida y reconocida, un trabajo de recuperación en el que excepciones contadas habían sacado ciertas obras del astorgano de los archivos, donde había quedado relegado tras el conflicto bélico.

Esta recuperación patrimonial, sin embargo, necesitaba de una investigación que, con rigor científico, musical e historiográfico, ordenara y catalogara su legado, analizara su música y reconstruyera su trayectoria artística en el contexto de la Europa de la primera mitad del siglo XX. Una extensa e intensa labor de investigación que nos lleva a visitar y estudiar no sólo el Legado del Maestro –depositado en su ciudad Natal y que he podido inventariar y catalogar–, sino diversos Archivos y Bibliotecas en distintos puntos de la geografía española, Francia y Alemania. Esta ardua labor da sus frutos en la Tesis doctoral que presentamos en mayo de 2018 en laUniversidad de Oviedo (Sobresaliente Cum Laude), pero también en la presencia de Fernández Blanco en multitud de congresos internacionales y publicaciones de musicología que he podido presentar a lo largo de los últimos años, con los que se ha generado un interés por una figura desconocida, o al menos, poco conocida de la música española.

Finalmente, este interés por el compositor, de sobra justificado ante la importancia y calidad de su obra, se manifiesta en la concesión del Premio de Investigación ‘Mariano Rodríguez' –Universidad de León, enero de 2019- y, ante todo, en la publicación de la monografía 'Evaristo Fernández Blanco (1902-1993): música y silencios de un compositor en la vanguardia musical española del siglo XX’, editada por la Universidad de Oviedo con la colaboración del Grupo de Investigación Erasmush y el Ayuntamiento de Astorga.
En esta obra, que presentamos el pasado día 15 de abril en Astorga, la tan querida ciudad natal de Fernández Blanco, ofrecemos un retrato completo y veraz del artista maragato. Profundizamos en múltiples y veladas cuestiones, ignoradas o desenfocadas previamente, como su colaboración con Unión Radio, su escritura de canciones de guerra o su larga relación vital con la música teatral. Estudiamos además, algunas de sus obras de consumo –pasodobles, fox o canciones españolas–, páginas que gozaron de cierto éxito, otorgándole importantes réditos económicos.

Es este trabajo un ejercicio imprescindible y riguroso de reparación histórica y patrimonial con el que hemos podido aclarar aspectos vitales del astorgano desconocidos –como la posición familiar en la Astorga de la primera década del siglo XX–, o esclarecer episodios poco, o nunca, abordados.

Además hemos podido datar alguna de las obras conocidas del maestro y, principalmente, descubrir nuevas partituras. Entre ellas debemos destacar la que hoy por hoy consideramos su primera obra, el vals 'El Fresco', partitura que he depositado en el Legado del Compositor en el Ayuntamiento de Astorga, escrito en 1916 y regalado en agosto de 1917 a los suscriptores del semanario veraniego homónimo. Esta partitura, por su valor como primera obra conocida de un jovencísimo músico, ilustra el fondo de la cubierta de la monografía. Además hemos podido recuperar una 'Canción' con texto del también astorgano Sebastián Risco, conservada en la Biblioteca Nacional o el 'Schotis Nicolás', editado junto a la versión pianística del pasodoble 'España por Edimes', obras que se consideraban perdidas. Así mismo con el trabajo de inventario, catalogación y estudio del Legado Fernández Blanco en el Ayuntamiento de Astorga hemos podido reconstruir dos pequeñas piezas pianísticas. Piezas a las que hay que añadir numerosos arreglos y adaptaciones para piano o voz y piano de conocidas obras de la literatura musical de los siglos XVIII-XIX-XX.

Estos hallazgos, unidos a los datos que hemos podido esclarecer sobre las piezas anteriormente conocidas, nos llevan a elaborar una catalogación y ordenación del corpus compositivo del maestro, otorgando un número de opus a todas estas composiciones, hecho que no se había realizado. Esta catalogación está efectuada de tal manera que se puedan sumar en el futuro posibles nuevas obras recuperadas, como la partitura donada al Ayuntamiento de Astorga el pasado lunes.

Don Evaristo fue un compositor con un gran oficio y capacidad de adaptación a las distintas circunstancias vitales que sufre a lo largo de los años, lo que le permite trabajar en dos líneas complementarias: la música de consumo y las obras que verdaderamente responden a su anhelo expresivo de modernidad. En este texto descubriremos a un músico con aspiraciones a conseguir el éxito en la música lírica, que cultiva de forma intermitente pero continua a lo largo de su carrera. Y a un hombre de ideales férreos, que en 1939 inicia la composición de su obra cumbre, la ‘Obertura Dramática’, su testamento emocional, una partitura que, tanto por sus calidad musical intrínseca como por su valor narratológico extramusical, debería incluirse en el repertorio sinfónico.

Todo ello nos llevó a organizar el 5 de octubre de 2018, junto a la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Astorga, una Conferencia y Exposición en Homenaje al astorgano en el 25 aniversario de su fallecimiento.

El estudio de este compositor y el análisis de su obra pretenden contribuir a la profundización en el conocimiento del panorama musical en la España de la primera mitad del siglo XX, escribiendo una nueva página en la historia de la música española y en la Generación de la República.
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