Raquel Maldonado y Juan Antonio Puerta: "Nuestra escuela lleva la música a los más humildes"

El Ensamble Moxos acoge a profesores y los alumnos más aventajados de la ejemplar escuela de música de este poblado boliviano. Este martes actúan en el Auditorio Ángel Barja estos "guardianes de la memoria"

Fulgencio Fernández
10/04/2018
 Actualizado a 14/09/2019
El Ensambles Moxos ofrece una perfecta fusión de música e instrumentos indígenas con música clásica y religiosa.
El Ensambles Moxos ofrece una perfecta fusión de música e instrumentos indígenas con música clásica y religiosa.
La Escuela Superior de Música de San Ignacio de Moxo (Bolivia) es uno de esos milagros en medio de un poblado indígena que deja de serlo porque se perpetúa en el tiempo. En su caso veinte años, seis discos grabados, cerca de 500 conciertos, varias giras por Europa y, sobre todo, «un proyecto musical, social y cultural, una modesta escuela de música que se ha convertido en el proyecto educativo más importante de Bolivia en cuanto a calidad educativa, en cuanto a recuperación de identidad y de dar acceso a una educación a cualquier niño de la Comunidad de San Ignacio de Moxos, una comunidad muy humilde, alejada de las elites sociales del país».

La «punta de lanza» de esta milagrosa escuela de música es el Ensamble Moxos, integrado por los alumnos más avanzados y algunos profesores y que en estos días realiza una nueva gira por Europa y hoy ofrecerá el que es su primer concierto en León, en el Auditorio Ángel Barja del Conservatorio, a partir de las ocho de la tarde.

El origen de este proyecto tiene un sabor netamente español y, en parte, leonés, tal y como recuerdan la directora del Ensamble, Raquel Maldonado, y el gestor del proyecto, el periodista irundarra Juan Antonio Puerta, hijo de emigrantes leoneses, sus padres eran de Oville y Corcos. «Todo comenzó de la mano de una monja navarra, una ursulina de Lekumberri, que comenzó a enseñar música a un grupo de jóvenes de Moxos.  Se dio cuenta la religiosa que el riquísimo acervo cultural de aquella tierra estaba en manos de viejitos, que se iba a perder en poco tiempo, y animó a los jóvenes a sumarse a aquella escuela ahora hace veinte años. En 2003 fue destinada a otro lugar y entonces me animó a mí (Juan Antonio Puerta) para que siguiera con el proyecto, que ya caminaba e iba creciendo de una manera evidente».

Así se fue haciendo realidad este milagro que hoy ofrece la posibilidad de ser músicos, de que una de las alternativas más viables de los jóvenes sea precisamente la música, en una tierra que no les ofrece otras muchas posibilidades, según nos recuerdan Maldonado y Puerta: «En Moxos más de un 85% de su población es indígena, muy humilde, discriminada… Fueron los habitantes y dueños de aquellas llanuras de la Amazonía boliviana pero que se las apropiaron los terratenientes y los  colonos. Fueron injustamente privados de su tierra y estos colonos que llegaron han propiciado el contraste de nuestra tierra, ya que ellos tienen muchísimo dinero y los indígenas muy poco, ellos son insultantemente ricos y los nativos pobres».

En este medio, en este ambiente, fue creciendo el proyecto del Instituto Superior de Música de San Ignacio de Moxos, que se ha erigido en el principal embajador cultural del oriente boliviano en el mundo a través de su abundante producción discográfica y sus frecuentes giras por muchos países. Raquel Maldonado se muestra orgullosa del trabajo realizado. Y que sigue pues se podría decir que está en uno de sus mejores momentos. «Ha sido todo un reto. Las gentes de Moxos son pobres pero muy ricos culturalmente. Por ejemplo,  uno de sus grandes méritos y una bendición para su cultura musical es que ellos han sido los guardianes del enorme patrimonio musical de San Ignacio, que viene  desde las misiones jesuíticas y se los han ido transmitiendo de generación en generación, acumulando un magnífico reservorio, un excelente archivo musical, con más de 10.000 páginas de partituras manuscritas, indígenas que las han ido copiando en papeles que ni te puedes imaginar. No tenían recursos como los entendemos en Europa pero con mucho trabajo y enorme paciencia se han arreglado para poderlas copiar. De ahí que muchas veces hayamos definido a estas gentes como guardianes de la memoria, que lo son».

Y a este trabajo de recuperar partituras habría que sumar la riquísima tradición oral de estas tierras, en las que la comunicación entre generaciones es realmente rica.

Este grupo es el que hoy llega a León en una nueva gira, que también les sirve para financiar el ejemplar proyecto de su escuela de música de Moxos, con la que ya han logrado algo muy difícil. «La escuela gana en reputación. La gente de Moxos ya entiende que los chicos pueden vivir de la música y, después de muchos años de lucha, desde el año pasado el Estado nos ha reconocido como institución simbólica y tenemos acceso a 10 sueldos del Estado para nuestros profesores. Es una ayuda, pero tenemos 300 alumnos, para veinte maestros, y todos los gastos que acarrea».

El eje central de su concierto de hoy en León serán los temas de su nuevo disco, 'Pasión Moxos', pues la obra más importante es la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, «obra que hemos rescatado y reestrenado después de un trabajo de reconstrucción muy importante, por ejemplo con la línea del segundo violín, que hemos encontrado en una comunidad indígena muy pequeña. Está estructurada como una ópera. Y también le llamamos Pasión porque sin tener pasión por este trabajo no estaríamos aquí».
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