Raad Salam: "La solución al islamismo radical es volver a las dictaduras laicas en los países árabes"

Es doctor en filología árabe y estudios islámicos y este viernes impartía la primera de las cuatro conferencias de ‘Introducción al Islam’ que Salam ofrecerá en el Colegio Internacional Peñacorada de León

Isabel Herrera
08/02/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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Raad Salam nació en el seno de una familia cristiana católica una localidad al norte de Irak, cuna del terrorismo islámico, y creció en Basora, al sur del país. Él y su familia han sido víctimas de numerosas persecuciones y detenciones por su condición de cristianos en un territorio mayoritariamente musulmán. Llegó a España como asilado político en 1995 y todas estas vivencias le despertaban un enorme interés por conocer, estudiar, investigar y escribir las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam. Es doctor en filología árabe y estudios islámicos y este viernes impartía la primera de las cuatro conferencias de ‘Introducción al Islam’ que Salam ofrecerá en el Colegio Internacional Peñacorada de León.

–¿Qué veremos en este ciclo de conferencias?
–El objetivo principal es dar a conocer realmente lo que es el Islam. Yo creo que el Islam es un movimiento social político, no es una religión divina. Además, hoy día, y más después de un acto terrorista islámico, mucha gente sale a hablar del Islam, y habla del yihadismo, de los yihadistas y no tienen ni idea del Islam. Para hablar del Islam hay que conocer sus raíces, hay que conocer la vida del profeta, hay que conocer las doctrinas del Islam, tanto el Corán como la Sunnah, hay que conocer los movimientos que forman el Islam, tanto los chiíes como los suníes, y la diferencia entre ellos. Ése es el motivo principal de estas charlas, el dar a conocer la realidad del Islam. Empezaba la charla del viernes hablando de la situación actual de los cristianos en Irak, yo soy cristiano católico caldeo de origen iraquí, he sufrido persecución toda la vida, y hoy día también están sufriendo los cristianos la persecución, que no es sólo una persecución, es un genocidio del siglo XXI, pero nadie habla de ello. Voy más allá, la gente tienen miedo de hablar del Islam, de criticarlo. ¿Dónde está la libertad de expresión? ¿Por qué el Islam tiene derecho a criticarnos, a hablar de nosotros, derecho a matarnos en nuestro propio país, y nosotros no tenemos el derecho de condenar estos actos?

–Habla del Islam como si fuera todo malo...
–Ésta es la equivocación de la gente. Cuando dicen que en el Islam no todo es malo... hay musulmanes buenos, es verdad, no todos los musulmanes son yihadistas, si 1.200 millones de musulmanes son yihadistas, apaga y vámonos. Pero según las últimas cifras de la CIA, los radicales islámicos están entre el 20 y el 25% de los musulmanes, estamos hablando de entre 200 y 300 millones de musulmanes, es una cifra grandísima, los mismos habitantes de Estados Unidos. Y voy más allá, cuando los medios de comunicación se encuentran un sacerdote dentro de la iglesia católica que comete un delito, ponen toda la Iglesia como podrida, y hay de 200 a 300 millones de radicales islámicos que están matando a los cristianos y están diciendo ‘no, no, los musulmanes son buenos’. Es verdad, hay musulmanes buenos. Hay tres tipos de musulmanes: los hay que aplican la ley islámica, entre ella el yihad; otros practican el Islam pero no practican el yihad, y otros no practican el Islam, pasan de la religión totalmente. Afortunadamente, los que practican el yihad son minoría, y los que practican el Islam pero no el yihad son mayoría, lo que pasa es que estos últimos años, con el aumento del radicalismo islámico, mucha gente de los que practican el Islam pero no el yihad o los que no lo practican, están pasando al grupo de los que lo practican con el yihad. Y hay que tomar medidas para frenarlo.

España está en el punto de vista de los islámicos, porque es el antiguo Al-Ándalus y para los musulmanes tierra conquistada es tierra musulmana para siempre–¿Qué tipo de medidas?
–Tenían que haberse tomado medidas desde hace muchos años, tenían que controlar la emigración islámica, controlar las mezquitas, los imanes radicales, sus discursos en todas las ciudades... especialmente en España porque está en el punto de vista de los islámicos, porque España es el antiguo Al-Ándalus y para los musulmanes tierra conquistada es tierra musulmana para siempre. Para ellos ésta es una espina en el corazón del Islam, por eso lo que tiene que hacer es tomar medidas urgentes. No medidas de cambiar la ley antiterrorismo para condenar a un terrorista toda la vida porque no teme por su vida, ¿qué le importa pasar toda su vida en la cárcel?

–Dice que España está en el punto de mira y que hay que tomar medidas urgentes, ¿cuáles?
–Controlar las mezquitas. Hay más de mil mezquitas en España, hay mezquitas en locutorios, en locales escondidos... Además, la policía debe conocer el idioma, tiene que tener un conocimiento exacto de los radicales islámicos, del Islam en sí, de la historia del Islam; hacen falta jueces preparados, especialistas en estos casos…

–¿Dónde estaría el límite entre la libertad de culto de los musulmanes y ese control?
–La libertad de una persona termina donde empieza la del otro. Mientras esta persona no respete mi libertad yo tengo que frenarle. Además, cuando una persona viene a mi casa tiene que respetar las leyes de mi casa. Hay que abrirlos, no encerrarlos en una comunidad juntos y que no salgan de su entorno; están aquí, en occidente, pues que se integren, que respeten nuestra comunidad. No significa prohibirles hacer sus ritos, en su casa reza, ayuna, pone el velo... lo que quiera, pero en la calle o en el colegio, una niña de 10 años llevando el velo… está en una sociedad occidental.

Esa es la equivocación de Occidente, apoyar a los rebeldes radicales islámicos con la Primavera Árabe creyendo que iba a haber una democracia–Tenemos muy reciente el atentado yihadista al semanario francés Charlie Hebdo...
–El radicalismo islámico está aumentando, cada vez más, especialmente yo diría desde el año 79 con la caída del sha de Irán y la llegada del ayatolá Jomeini y la formación de un gobierno radical chií en Irán. El radicalismo suní, al otro lado, empezó a aumentar para frenar la expansión del chiísmo en Irán. Y lo que está pasando es que está aumentando el radicalismo islámico en general. También con la caída de Sadam Hussein en 2003 y el cambio de gobierno en Irak, también esto llevó a aumentar el radicalismo islámico en todo el mundo. Con el comienzo de la llamada Primavera Árabe (2010) –que para mí no es una primavera, es un otoño, un invierno oscuro, lluvioso y muy peligroso, también aumentó el radicalismo islámico. Esa es la equivocación de Occidente, apoyar a los rebeldes radicales islámicos con la Primavera Árabe creyendo que iba a haber una democracia. Y tiene que tener en cuenta Occidente que el Islam nunca es compatible con la democracia, ni la democracia con el Islam, no son compatibles porque la razón islámica es imponer, y esto es contrario a la democracia. Entonces, la solución es volver como en los años 60 y 70 a apoyar (aunque voy a decir algo políticamente incorrecto) los gobiernos dictadores laicos en los países árabes porque son los únicos que pueden sujetar el radicalismo islámico.Lo que ha pasado por ejemplo en Egipto con Al-Sisi, ahora Egipto parece que está más calmada porque Al-Sisi los tiene sujetos.
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