"Quiero poder ir al cole, que se me incluya de un modo justo"

Una familia ponferradina pide a la Junta "con la ley en la mano" que se le conceda a su hija, que tiene una discapacidad, el centro que han elegido en vez de enviarla a otro más alejado

D.M.
17/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
La pequeña Alejandra, en el parque en Ponferrada. | L.N.C.
La pequeña Alejandra, en el parque en Ponferrada. | L.N.C.
“Querido señor director provincial de Educación: Me presento, soy una niña de cuatro años, me llamo Alejandra, y tengo una discapacidad visual cerebral, un retraso madurativo severo y un trastorno de comunicación. Mis padres, pensando en mi bienestar y en la socialización, quieren elegir libremente mi cole, como cualquier otro niño. Y han elegido un colegio cercano a mi casa y al trabajo de mamá, que además es referente para niños con diversidad funcional auditiva y con trastornos de comunicación como el que yo tengo, y que cuenta con recursos suficientes y un área de infantil sin barreras arquitectónicas. Sólo habría que añadir un cuidador, Auxiliar Técnico Educativo, para que yo pueda estar incluida en ese cole. Y además si no quieren ponerlo, como tengo asistente personal, facilitado por los Servicios Sociales de la comunidad, podría ir conmigo a clase para facilitar mi acceso a la educación tal y como dicen las leyes que lo regulan. Ya está yendo conmigo a la Escuela Infantil Municipal de Ponferrada y me ayuda mucho”.

Así comienza la carta de una familia de Ponferrada a la Dirección Provincial de Educación de León. Un escrito que además han difundido a través de las redes sociales para intentar a conocer su caso y lograr que la pequeña Alejandra pueda asistir al colegio Peñalba, ubicado en el centro de la ciudad y colegio de referencia para niños con discapacidades de comunicación , explica Lorena, la madre de Alejandra.

Es el colegio que sus padres han elegido para ella “porque sabemos lo abiertos que están a la inclusión”. Pero desde el área de Inspección Educativa y la Dirección Provincial de Educación, han rechazado la petición de la familia y entienden que Alejandra debe ir a  otro colegio más alejado, La Cogolla, en Fuentesnuevas, que consideran tiene los medios. 

"A ocho kilómetros de mi casa"


“Aunque no soy una niña con discapacidad motórica, quieren obligarme a ir a un colegio a 8 kilómetros de mi casa sin tener transporte que me lleve por no tener dicha discapacidad motórica, simplemente porque allí sí que hay Auxiliar técnico Educativo”, sigue la carta de la familia.

“También dicen que allí hay fisioterapeuta, pero mis padres han renunciado por escrito a ello, porque yo ya voy a mi terapeuta desde pequeña y hago muchas terapias y yo pienso que el cole no es una terapia, sino un sitio donde socializar y desarrollarme como persona, Además, mis últimos informes médicos ya no señalan este recurso como necesario ya que empiezo a caminar de la mano y a subir escaleras”.

Alejandra aprendió a caminar el año pasado “en la playa, sobre la arena dura, le encanta el agua”, dice su madre. “Soy capaz de sentarme sin nada que me agarre, y no necesito mobiliario adaptado, aunque se han empeñado en ponerlo en el informe psicopedagógico” explican en la carta con un lenguaje claro y conciso.

Esta forma de dar a conocer su caso en forma de misiva pública trata de transmitir a la Dirección Provincial de Educación su “derecho a que se hagan los ajustes razonables, lo dice la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, para facilitar mi inclusión. Tengo derecho a que mis padres puedan elegir libremente el centro que consideren más adecuado para mí, y que este centro esté cerca”. Lo que busca su familia es que la administración atienda a su petición antes de que se les adjudique definitivamente “una plaza en un centro que no queremos".

Lorena es  profesora y entiende que “con ley en la mano” no están pidiendo nada imposible para su hija, si bien por el momento la Inspección Educativa han mantenido la negativa argumentando n que no existe ningún convenio para que Alejandra pueda ir con su asistente personal al colegio y que ante un posible problema , le dicen que la responsabilidad recaería sobre el colegio, algo que Lorena pone en duda porque el asistente "pertenece a una empresa subcontratada por la Junta". 

“La quieren enviar a un colegio de referencia para discapacidades motóricas y le niegan el acceso a un colegio de referencia para discapacidades de comunicación que es el problema que ella tiene”, lamenta la mamá de Alejandra, sin entender bien el sentido de esta decisión.

Lengua de signos


“Quiero un colegio en el que se hable lengua de signos, que yo ya la estoy aprendiendo, y en el que haya mediadores comunicativos, como los hay en el cole elegido por mis padres, para poder ayudar a comunicarme con mis iguales y con mis profes”, sigue el escrito de Alejandra y su familia.

“Hay una convención internacional y leyes muy importantes y de rango superior que no se están cumpliendo. El curso pasado mis padres quisieron escolarizarme y ya me lo pusieron difícil, así que este año quiero que se me oiga, quiero poder ir al cole como cualquier niño de mi edad y poder elegirlo, quiero equidad en esta sociedad y quiero que se me incluya de un modo justo, quiero que los papeles y la burocracia sirvan para incluir, no para excluir”, firma la pequeña.

Mientras espera una respuesta favorable de la administración, Alejandra seguirá disfrutando con las cosas que le gustas, la música, el ruido de los niños en el parque, los toboganes y los columpios, montando a caballo y yendo a la piscina junto a sus padres.

Desde la asociación 'Todos sumamos. Creando inclusión', a la que pertenecen sus padres, seguirán también luchando por este importante objetivo para ellos. 
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