¿Quién dijo miedo teniendo careas?

Maxi, el presidente de Cerezales, es un manojo de nervios a primera hora de la mañana. Mira al cielo, sigue las nubes, teme que la lluvia estropee la jornada del Carea 18. Félix, de la Sociedad Canina, es más optimista: «¿Quién dijo miedo teniendo careas?», como homenaje a los protagonistas del encuentro, que como buenos pastores saben torear las inclemencias del tiempo. Al final salió adelante la jornada, la lluvia no fue persistente durante la mañana y los actos de la tarde eran a cubierto.

Y hablando de pastores la jornada tuvo un invitado especial que se convirtió en gran protagonista, el pastor vasco José Urien, que impartió un taller sobre ‘aptitudes para el carea leonés’y fue una delicia verlo; pero más aún escuchar su «orgullo de ser pastor» y saber trasmitirlo. La conversación que mantenía este vizcaíno de Abadiño con otro pastor leonés, llegado desde Morgovejo, era para convertirla en documental.

Urien —nueve veces campeón de Vizcaya, dos de Euskadi y con cuatro títulos internacionales en su trayectoria— apuesta por el pastoreo tradicional, por su necesidad ecológica, por las tradiciones que lleva a su lado, por un modo de vida que es el suyo desde que tiene 14 años.

Los numerosos asistentes a la mesa redonda de la Fundación Cerezales pudieron disfrutar a su salida de una demostración «a mayores del programa» montada por la organización para que comprobaran como los carea «manejaban el rebaño» que también estuvo ayer en Cerezales del Condado.

La tarde estuvo dedicada a nuevos talleres, mesas de trabajo y se cerró, a las 20 horas, con la proyección del documental sobre el lobo en la tradición oral titulado ‘Que la noche es mía’, de Víctor Casas y Mario García.

Y este domingo, ¿nuevamente a mirar el cielo? Merece la pena acudir pues se anuncia la jornada grande de la Feria Carea 18, con los puestos del marcado agroalimentario, y, apunten, a las once menos cuarto, llega la degustación de las migas de pastor. Uno de esos regalos del buen saber hacer culinario de los pastores.

Una demostración de esquileo, otra de lucha leonesa, pruebas de morfología del carea para desembocar en el homenaje, el reconocimiento a la pastora Pilar González, de Barrio de la Tercia, para pasar a la carpa y degustar ahora la tradicional caldereta de cordero. Para no salir de la comida, cierra la jornada un concierto del grupo Cecina de León.