pedro-lechuga-mallo2.jpg

Profesores que dejan huella

01/07/2023
 Actualizado a 01/07/2023
Guardar
Es triste, pero desde hace ya algún tiempo el ejercer de profesor es una profesión de riesgo.Las causas que nos han conducido hasta la situación actual son muchas y variadas, pero lo que es evidente es que la desmotivación está cada vez calando más entre estos profesionales, que tienen un papel clave en la sociedad, aunque algunos se estén empeñando en desvirtuarlo.

Como en todas las profesiones, hay personas más válidas que otras e incluso algunas que, por mucho que queramos, no se pueden recuperar para la causa porque su compromiso con su trabajo es inexistente. Estos casos no me preocupan porque son una batalla perdida, pero sí me llena de tristeza cómo hay gente enamorada de su trabajo que, por un motivo u otro, se ven obligados a plegar velas y limitarse a cumplir el expediente.

Nos guste o no una de las razones causantes de la desmotivación de nuestro profesorado es la pérdida de autoridad dentro de la clase, auspiciada tanto por las propias instituciones como por la mala praxis de algunos progenitores. Es más fácil descargar la responsabilidad en el prójimo, que reconocer que el problema lo tiene tu hijo y, por lo tanto, asumir tu responsabilidad a la hora de educar equivocadamente en ciertos valores.

Pero no quiero desviarme del objetivo que pretendo con esta columna, que no es otro que homenajear a esos profesores que debido a su implicación con sus alumnos les dejan una huella imborrable. Creo no equivocarme al afirmar que todos tenemos en nuestro recuerdo la figura de uno o varios profesores que por algún motivo, que quizás no somos capaces de detectar, nos marcaron en nuestra formación como personas. En algunos casos pudo ser por su manera de dar clase, en otros por alguna lección de vida que compartió contigo o incluso por su empatía y preocupación por problemas que tenías fuera de las aulas.

Por desgracia, el porcentaje de este perfil de profesores es cada vez menor, debido a las situaciones apuntadas anteriormente, pero ‘haberlos haylos’. Como son una especie en peligro de extinción debería ser obligatorio que, cuando nuestros hijos tengan la suerte de cruzarse en su vida con uno de ellos, pregonarlo a los cuatro vientos. Con esto conseguiremos insuflarles ánimo y energía para que no cambien y seguro que otros se animarán a dar un paso adelante y honrar a una profesión tan importante y especial como es la de la enseñanza.Y como mi hija ha sido una afortunada al encontrarse con una profesora de esas que dejan huella, sirva esta columna para dar las gracias a todos esos profesores que nuestros hijos nunca olvidarán.
Lo más leído