Cuando mejor estaba Hugo Vallejo, que con Gallego había ganado protagonismo y empezaba a ser un día tras otro uno de los mejores de la Deportiva, una lesión le frenó. Mejor dicho dos, seguidas, que hicieron que en los dos últimos meses apenas pudiera jugar media hora pues volvió a quedar KO el día de su reaparición.Este sábado por fin volvió... y lo hizo a lo grande, demostrando que es un jugador diferencial en la categoría y que parte de las opciones de salvación de la Ponferradina pasan por lo que se invente el extremo, que de momento lo que se sacó de la chistera fue un gol a través de una de esas facetas en las que no destaca, el remate de cabeza.
Un tanto que vale tres puntos y una inyección de moral y esperanza. Que permite a la Ponferradina volver a ganar después de 9 jornadas sin hacerlo. Se le escapó de las manos a los bercianos en Granada, pero Los Cármenes acabó marcando el camino para que por primera vez desde el ya lejano 6 de enero volvieran a poder celebrar un triunfo.
Uno además de gran nivel, pues se impusieron 1-0 a uno de los máximos candidatos al ascenso, el Alavés, que no inquietó la meta de Amir hasta el gol berciano y cuando quiso espabilarse tras el gol fue bien controlado por la zaga y por un acertado bajo palos Amir.
En el único córner que no puso Nwakali, sino Naím, Vallejo marcó de certero cabezazo en el segundo palo Y es que durante 66 minutos apenas había pasado nada. Mandaba la Ponferradina, pero sin generar ocasiones claras. Un remate a la media vuelta de Espiau en los primeros compases que iba demasiado centrado y despejaba Sivera, y una falta lateral de Nwakali que tiraba con mucha potencia y pese al poco ángulo se envenenaba y ponía en apuros a un meta que sacaba a córner eran sus principales acercamientos, pero sobre todo la tranquilidad llegaba del hecho de que el máximo goleador de Segunda apenas le inquietaba, más allá de un cabezazo de Sedlar tras centro lateral que Amir atrapaba fácil y sobre todo un tiro lejano de Moya en cuyo rechace Amo se jugaba innecesariamente el penalti sobre Villalibre.
Pero entonces, a balón parado, llegó el gol que marcaría el partido. Que acabó poniendo a la Ponferradina a tres puntos de la salvación, justo cuando el triunfo previo del Oviedo en Leganés había elevado las urgencias y poniendo fin de la mejor manera posible al tramo de temporada donde le tocaban de forma consecutiva varios ‘gallos’.
Estuvo más cerca el 2-0 que el 1-1. Lacerda tuvo un mano a mano, y Vallejo y Naranjo dos tiros con mucho peligro Se había notado ya la presencia de Vallejo desde su entrada al campo, pero pocos se imaginarían cómo llegaría el gol. En la única jugada a balón parado que no botó un superlativo Nwakali, sino Naím, el centro llegaba perfecto al segundo palo, donde Vallejo se anticipaba al defensa y de cabeza hacía el 1-0.
Ahí el partido cambió. El planteamiento cobarde del Alavés, pensando en ceder el control y coger una contra, dejó de tener sentido, y se volcaron sobre la meta de Amir, aunque generando peligro prácticamente en exclusiva a balón parado, en especial en un tramo de cuatro minutos donde botaron cinco córners, en el primero de los cuales Espiau sacaba con la rodilla un tiro de Moya que iba para dentro, parando Amir otro tiro del mediocentro y un cabezazo de Abkar en dos de los otros.
A eso, y un tiro sin ángulo de Guridi que sacaba el meta iraní en el primer palo se limitó el peligro vitoriano, estando de hecho mucho más cerca la sentencia del 2-0 que el empate.
El Alavés sólo apretó tras el 1-0. Espiau sacó un tiro de Moya que se colaba y Amir tapó a un Guridi sin ángulo La tuvo clarísima Lacerda, que tras un balón largo le ganaba la partida a Sedlar y se plantaba ante Sivera, buscando de primeras la vaselina y sacando la manopla el meta para sacarla. Acarició un regreso aún más mágico Hugo Vallejo, que tras un pase atrás de Espiau recortaba dentro del área y se sacaba un potente disparo que se iba por milímetros a la derecha. Y tras un precioso gesto técnico de Yuri, que pisaba el balón como si de una estrella del fútbol sala se tratarse, obligaba a lucirse de nuevo al portero vitoriano Naranjo, con un disparo cruzado y potente que acababa en saque de esquina.
Ninguna entró, pero esta vez no hubo que lamentar el no haber ‘matado’ el partido. No llegó el drama de última hora, sino que la Deportiva supo cerrar el partido sin que nada sucediera en el descuento, haciendo definitivo ese 1-0 tan necesario y que puede acabar siendo punto de inflexión en la salvación.