Pintar solo mujeres

Corina Rodríguez Anievas es una artista cuya obra manifiesta una especial predilección por la influencia del expresionismo alemán, reconocible tanto en sus pinturas negras como grabados y pinturas blancas

Mercedes G. Rojo
14/08/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Pintura negra con el título ‘Dos hermanas’. |L.N.C.
Pintura negra con el título ‘Dos hermanas’. |L.N.C.
"A los espectadores no hace falta explicarles una obra y mucho menos decirles que no entienden si no les gusta; es lo que pasa ahora con el arte conceptual, y video arte y las performances. La obra tiene que emitir una impresión, una emoción...; negativa o positiva, da igual. El espectador solo tiene que decir me gusta o no me gusta". (Corina Rodríguez Anievas. Creativa).

Los penúltimos pasos de estos senderos artísticos iniciados de la mano de las participantes en el proyecto Concha Espina, inspiración de artistas los vamos a dar al lado de la pintora Corina Rodríguez Anievas (León, 1970) particular artista que desde que con diez años comenzó a iniciarse en los caminos del arte solo ha pintado un universo habitado por mujeres que recuerda haber iniciado con 13 años con "figurines de damas con manga farol, polisón y sombreros de plumas y velos" antes de que a esa edad le regalasen sus primeros óleos. Desde entonces no ha dejado de pintar y aunque en la Escuela de arte y diseño de Oviedo, donde estudio, hizo mucha fotografía en blanco y negro, ella solo se ha dedicado a esta práctica, cosa que hace todas las tardes, aunque reconozca que "necesito ver mucha fotografía para pintar". Y es a través de ellas y de las numerosas exposiciones a las que continuamente acude a través de las cuales le llegan en parte sus influencias entre las que destaca especialmente toda la pintura alemana desde Holbein hasta Dix.

Su obra, en la que manifiesta una especial predilección por la influencia del expresionismo alemán, ha ido pasando por distintas etapas: sus pinturas negras influidas por Shiele, Munch o los grabados en madera de Meidner, Heckel y Beckmann; o las pinturas blancas que llegarían tras el descubrimiento del fauvismo, de Vlaminck o Jawlensky, y con ellos del color que derivará en un uso personal con una presencia de colores "fuertes, ácidos, salvajes" y no pocas veces ajenos a la realidad, enmarcados en un estilo muy personal y característico al que reconoce haber llegado tras veinte años de ejercicio permanente en una evolución continua y en el que actualmente utiliza el color de una manera mucho más intuitiva; eso sí, ciñéndose a un método de trabajo concreto: "visualizar colores, medir y encajar".

A Corina R. Anievas no le gusta definirse ni como artista ni como pintora siquiera si no más bien como creativa, y se declara en su estilo como fauvista pop con vetas expresionistas, una creativa, pues, que lleva mostrando su obra –allá donde la dejan– tanto en la provincia como fuera de ella, como es el caso de Valladolid, Vigo o Madrid. Su último proyecto por llegar, aparte de alguna exposición de carácter personal, es la participación en septiembre en una exposición colectiva que se mostrará en el Museo de Arte Contemporáneo de Burgos, en Sasamón. Como artista del siglo XXI, quiere creer que cuando una mujer – ella incluida – no llega a determinados ámbitos expositivos es porque no entra dentro de los gustos o de las expectativas artísticas de la otra persona, o simplemente por no estar a la altura de lo que se pide, y nunca por el hecho de ser mujer; aunque también ha sufrido (y en esto no hay sexos, cree) el choque contra grupos cerrados en los que no te dejan entrar bajo ningún concepto.

En un mundo en que la sociedad cada vez acepta más la presencia femenina en todos los campos, Corina considera que lo verdaderamente importante para estar en el mundo del arte es desarrollar un estilo propio en el que se domine la composición y el color, un estilo que siempre tenga detrás el trabajo, la investigación, la práctica e incluso la lectura. Esa es, al menos, la base de su trabajo, un trabajo que es necesario visualizar para hacer llegar a los demás, siendo éste el aspecto en el que más dificultades está encontrando, el de darse a conocer en su propia ciudad, a pesar de exponer durante todo el año gracias a su propio esfuerzo, porque cree que en este León nuestro se cuida poco todo y tiene la sensación de que los artistas, de la rama que sean, no existen para las instituciones salvo en contadas excepciones.
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