Otro 7 de abril, y nuestra salud sin perspectivas...

Alberto del Pozo Robles
07/04/2023
 Actualizado a 07/04/2023
Hoy, 7 de abril de 2023, Día Internacional de la Salud, creo que nadie duda de que en estos momentos nuestro sistema sanitario se encuentra enfermo. No sólo de recursos humanos y materiales, que eso es obvio, sino de credibilidad, siendo ésta la línea de flotación a la que se dirigen con especial puntería los torpedos de la privatización como apuesta neoliberal. Ya no es que las listas de espera hospitalaria se hayan disparado desde el 2008, sino que ya se da por establecido que el sistema público es lento e ineficiente. Aspectos de atención personalizada, hostelería, restauración, etc, son las parcelas en las que la sanidad privada va invadiendo el umbral de credibilidad de la pública. De nada sirve el reconocimiento objetivo de que el sistema público es el mejor dotado técnica y científicamente, sino que en el ‘share’ o cuota de pantalla, lo que parece prevalecer es la confortabilidad, aspectos externos, estéticos, de apariencia, y una lista de éxitos que, sin menospreciarlos, nada tienen que ver con los objetivos de salud para toda la población y el fomento de la promoción y de la necesaria salutogénesis que debería ser la pretendida por nuestros políticos y responsables sanitarios….

Humildemente opino que la situación actual de deterioro de nuestro sistema sanitario no es la escasez de recursos, aunque es evidente que ello existe, sino la defectuosa aplicación y empleo de los mismos por parte de un estilo de macrogestión que responde a dictados obviamente ideológicos y de conflicto de intereses por parte de nuestro responsables políticos, y que aboca en ningunear la capacidad que poseemos la sociedad, de elegir y gestionar ese mismo servicio que nosotros y nosotras financiamos.

La deriva que estamos experimentando en el sistema sanitario no tiene su origen en la escasez de recursos en el nivel hospitalario, sino en el nulo desarrollo que se ha dado a la atención primaria, con el potencial que ésta debería haber desarrollado para beneficio de todo el sistema en su conjunto. La sobrecarga asistencialista y servilista de intereses bastardos, ha conseguido que la atención primaria no pudiera contribuir a configurar un modelo asistencial menos medicalizado y mas humanizado y preventivo, que evidentemente despojaría y separaría el grano deseable hospitalario de la paja y polvo de las demandas hipermedicalizadas e insostenibles a que la industria fármaco y medicoteconológica nos someten, hipotecando con ello la viabilidad y sostenibilidad de todo el sistema en su conjunto.

El análisis de la realidad de la atención primaria en general y de la sanidad rural en concreto, que podemos hacer desde nuestra ADSP (FADSP) no puede ser ni positivo ni indulgente, sino más bien extremadamente crítico, resultando que nuestra posición es más bien una ‘enmienda a la totalidad’ del modelo actual de atención primaria, precisando que esta crítica no obedece sólo a la existencia de recortes derivados de una hipotética crisis económica coyuntural y forzada, sino que esta posición responde a la percepción de que la atención primeria está agónica (en su sentido más unamuniano) y que ello es así porque nunca, ningún gobierno central ni autonómico, ha apostado realmente por implementar, en la práctica, lo que se legislaba en los Boletines…Y la JCyL debe hacer autocrítica:

No es que no haya habido presupuesto adecuado ni recursos suficientes,…es que no ha habido voluntad política para desarrollar y aplicar en toda su dimensión ni las recomendaciones que sobre Atención Primeria emitió la OMS de 1978, ni el RD 137/84, ni la propia Ley General de Sanidad de 1986, ni las Leyes de Ordenación Sanitaria de CyL 1/93 ó la Ley 8/2010, y tampoco las resoluciones aceptadas en la Agenda AP-21… Ninguna, nunca….pareciéndonos así que «la desgraciada Atención Primeria no tiene quien la defienda…»

Porque no hará falta recordar que, conceptualmente, la Atención Primaria no es sólo la puerta de entrada al sistema sanitario, ni sólo un dispositivo exclusivamente asistencialista, sino el eje principal sobre el que pivota todo el sistema, y que contaba con una serie de aportaciones (‘revolucionarias’ en su día), provenientes tanto de las experiencias surgidas en las ‘sociedades de apoyo mutuo’ de la zona minera de Gales de finales del siglo XIX, como en el posterior Informe Dawson de 1920 en Gran Bretaña, y así también en la sanidad rural de la República China de 1930, y las que luego se plasmaron en la Conferencia de la OMS de 1978 en la Alma-Atá soviética… y que venía a suponer que la Atención Primaria… «implicaba el trabajo en equipo, trabajar con la comunidad, introducir cauces de participación social, elaborar el diagnóstico de salud, participar en los programas de salud mental, laboral y ambiental, atender problemas de salud pública, profundizar en el desarrollo de promoción mediante la educación para la salud, acometer programas de formación continuada e investigación mediante estudios clínicos y epidemiológicos, y evaluar sus resultados».

Y una vez puntualizado todo esto, y de cara a nuestras elecciones autonómicas y municipales del 28M… ¿quién está dispuesto a enmendar este desaguisado, y para solucionar los problemas de la sanidad pública comenzar a trabajar en la línea de soluciones concretas y viables ?

¡¡Queremos ver en las propuestas electorales de los partidos que concurran al proceso electoral del 28M una referencia clara y concreta, en la línea de prometer el acometer soluciones (que las hay) para sostener y mejorar nuestra SANIDAD PUBLICA!!

Alberto del Pozo Robles es Coordinador de la ADSP (FADSP) de León

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