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Zapatillas de cuadros y lengüeta

21/03/2020
 Actualizado a 21/03/2020
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Hace ya unos cuantos años, cuando tenía más afición, tuve la oportunidad de asistir a la conferencia de un veterinario taurino gaditano. He intentado recordar su nombre, pero no he sido capaz, lo que sí les puedo contar es que si cerrara los ojos, perfectamente le estaría viendo. Entre las muchas cosas interesantes que nos contó y nos mostró, porque la charla iba acompañada de muchas fotos,yo me quedé seguramente con la menos importante. Me llamó ‘poderosamente’ la atención que aquel hombre de unos sesenta años con un bigote blanco y bien perfilado, como el que llevaba mi abuelo Armando, aparecíasiempre en todas las fotografías de traje. Y allí, en el campo, entre erales, vacas y sementales, siempre aparecía perfectamente vestido con traje de chaqueta, camisa blancay corbata. Acostumbrado a ver faenar en el campo bravo a otros veterinarios con otras prendas mucho mas cómodas y más acordes a la dehesa, al finalizar la conferencia le pregunté: ¿Por qué se pone traje y corbata cuando va al campo? «¡Hombre!, porque el toro es un señor y cuando se va a ver a un señor a su casa hay que ir siempre bien vestido».

Eso me hizo recordar, una vez más a la ‘generación chancla’, y el asunto sobre la vestimenta a la hora de ir al médico del que tantas veces he hablado con mi querido Alfonso Suárez, quien estos días está dirigiendo como un titán la situación más difícil que tendrá que afrontar en mucho tiempo. Desde aquí, mi querido amigo, te mando el abrazo más grande y sincero a ti, y a todos tus compañeros, todos los que día tras día, os la estáis jugando por cuidarnos, aunque haya algunos cretinos o mejor dicho, ‘hijosdeputa’ que se lo tomen a chufla, y esté sábado estén pensando en un plan para salir a liarla de botellón.

Volviendo a lo de la ropa, cuando todos los días salimos a aplaudir a la familia sanitaria y abrimos nuestros balcones, uno que es muy cabrón aprovecha para analizar la uniformidad del personal, y solo puedo decir que tenemos la obligación de salir ala ventana con dignidad.

Porque si nos dejamos llevar, que es muy tentador, cuando todo pase será muy difícil volver al lugar donde estábamos, y por supuesto, también por respeto a nuestros queridos médicos.

Soy consciente de que varios días recluido hacen del chándal y la camiseta roída una ropa muy demandada, pero ¡ojo! también peligrosa. Un par de tallas más en el mundo del chandalismo no se aprecian hasta que llegue el día de poner el vaquero recién lavado, y ni tumbado en la cama… Así que lo dicho, a las ocho todos con el ojo pintado y el nudo de la corbata, gordo.
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