01/08/2024
 Actualizado a 01/08/2024
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Dice el presidente aviador sin sonrojo alguno en su hormigonado rostro que la penúltima genuflexión ante quienes ansían salir de esta nuestra vieja y maltrecha piel de toro (por mucho escándalo que se monte ahora, no es la primera de la etapa democrática ni por desgracia será la última) no impide que esté garantizada la igualdad de los españolitos de a pie vivan donde vivan. Reivindico por tanto mi derecho a que en el paraíso redipollejo también haya quorum cada tarde para echar una partida al mus, a no estar casi una semana sin cobertura de teléfono ni conexión a internet y a no tener que recorrer un camino de cabras para llegar a la farmacia, a la panadería, al súper o al bar a la hora de tomar media docena de cañas diarias que, a ojos de Sánchez, seguramente mejoren el estado de salud y minimicen la curva de la infelicidad de este humilde juntaletras.

Dice el presidente aviador que el acuerdo con una decimoséptima parte de las comunidades autónomas que por ahora integran este nuestro país es magnífico porque avanza hacia la federalización, que viene a ser un sálvese quien pueda a sabiendas de que de esta forma él es el primero en tener el culo a salvo. Reivindico por tanto que al terruño leonés se le devuelva ipso facto y en billetes pequeños el valor de todo aquello que ha aportado el sistema solidario y centralista que todos sus paisanos hemos padecido hasta ahora. Porque no es justo que se apueste por un modelo federal después de cuatro décadas y media en las que unas cuantas provincias han subido cómo la espuma tras absorber el capital económico y humano de otras muchas que se han ido al guano pese a ser fuente de energía y de alimento para todos.

Dice el presidente aviador que, pese a todo lo anterior, sigue defendiendo los intereses de la mayoría frente a los de una minoría privilegiada. Y sigue además sin sonrojo alguno en su hormigonado rostro. Reivindico por tanto que en esa mayoría se incluya de alguna manera a la montaña leonesa, perforada e inundada a partes iguales para llevar riqueza aguas abajo y con dos estaciones de esquí como única y decadente contraprestación. Inversiones como la ampliación de Leitariegos llegan con años de retraso y desatino, puesto que ahora los esfuerzos se deberían centrar en buscar alternativas a la cada vez más escasa nieve. 

Para territorios como el nuestro no habrá amnistía. No pintamos nada, porque en León somos pocos vecinos (pocos votos en el lenguaje del presidente aviador) y estaremos cada vez más condenados a ser lugar de esparcimiento para quienes, apelando a esa falsaria igualdad se viva donde se viva, un día se quejan de los conciertos del Bernabéu y al siguiente de que canta el gallo o caga la vaca.
 

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