Que un niño nos inunde con su mar de pena porque interpreta que sus amigos no le hacen caso es difícil de digerir.
Y es que te puede la pena cuando sabes que es una situación que se va a repetir en su vida. Que esa frustración ante el rechazo y la incomprensión va a ser una constante. Porque es diferente: gime cuando debería sacar pecho, y aún arrastra su mochila carrito cuando ya debería cargar a su espalda con el peso abultado de libros infinitos para rimar al postureo de otros.
Y a menudo deambula por el patio a la búsqueda de cariño, intentando acompasar sus pasos inciertos al ritmo de ”sus amigos”, que resignados le consienten, pero no le quieren a su lado. Porque le ven como extraño. Porque se mueve de otro modo y se ríe desvencijadamente mientras “sus amigos” le miran con extrañeza. Nos interpela, llora, y pide justicia, “no sé por qué no me hacen caso”, pero luego solicita clemencia para que le perdonen. No consigue ser entendido. Es el drama de aquellos a los que se mira de distinta forma. Por eso es conmovedor, que sea precisamente el Proyecto Convivo la asociación, a quién nuestro instituto ha entregado el VI Premio Concordia. Un reconocimiento social cuyo premio, un corazón acolchado de tela que anida en un baúl, es elaborado por el alumnado del ciclo de FP de Tapicería y Cortinaje.
Como afirmaba la directora del IES Antonio García Bellido, Giovanna García, Proyecto Convivo es “una entidad que no solo presta servicios, sino que también restituye esperanza”. Un compromiso social “ que ha logrado, año tras año, devolver la autoestima y abrir nuevos horizontes a decenas de personas en la provincia de León.”
Una iniciativa que surgió del empeño de una profesora de Audición y Lenguaje del CEIP Quevedo, Rosa González, que impulsada por un grupo de padres, observaron ciertas carencias en la atención educativa al alumnado con discapacidad intelectual leve. El trabajo intenso ha permitido que de los diecisiete usuarios iniciales ahora se atienda a más de ciento veinte a los que se apoya de manera integral. “ No se trata de hablar de ellos, sino de hacer por ellos”, aseguraba Rosa, con rotunda sencillez.
Nuestro IES es un centro de especial dificultad para la docencia, lo que convierte esta conjunción en un mosaico esperanzador, como ponía en valor nuestra directora “tal y como hace el Proyecto Convivo, en nuestro IES creemos en el poder transformador de la comunidad educativa: profesores, familias, tutores y agentes sociales alineados… porque “para educar a un niño es necesaria la tribu entera”, recordando a José Antonio Marina”.
Una tribu que es diversa y debe ser acogedora porque Diana, Teresa, Guillermo , Manuel, o quien sea, ni pueden ni deben vivir con la pena del rechazo al que parece distinto.