Vengo ausentándome de estas líneas (que por cierto han crecido en mi desconexión con el mundo y lamentablemente también por el de la gran Negrilla) durante el último mes por motivos que en otra ocasión les contaré, pero el caso es que he tenido la suerte de poder viajar mucho llegando a una conclusión principal al final de todo ello. ¡Qué bien se vive en León!
No me malinterpreten, me encanta conocer mundo y ya solo me faltan un par de continentes sobre los que poner la suela del zapato, pero creo que precisamente eso permite tomar una perspectiva que multiplica la valoración de lo que uno tiene.
Da lo mismo que sea Times Square,una remota aldea en la selva de Yucatáno Benidorm, nada es comparable a la calidad de vida de la que disfrutamos aquí.
Más allá de haber abrazado el nórdico por la noche nada más llegar tras días de castigo del aire acondicionado o el ventilador de turno al intentar dormir, ni el mayor de los bullicios y las posibilidades que suponen las grandes capitales, ni la excesiva calma de lugares más recónditos. Dicen que en el término medio está la virtud y esta ciudad cumple de sobra con las exigencias.
Puede sonar tremendamente localista, pero cuando tratas de contrastarlo con forasteros que se dejan caer por aquí durante un periodo más o menos largo de tiempo no puedes hacer otra cosa que reafirmarte.
La única pena es que si no cambian las cosas, va a ser cuestión de unos pocos privilegiados disfrutar de ello. Entorno y sociedad están preparados y tienen todo por ofrecer para que de una vez por todas se apueste por esta tierra.
PD: En Nueva York, contra todo pronóstico, ni una palabra de la Capitalidad Gastronómica.

Viajar para querer quedarse
03/08/2018
Actualizado a
15/09/2019
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