28/04/2023
 Actualizado a 28/04/2023
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Sin imaginarlo, y mucho menos preverlo, apareció esta oportunidad de poder transmitiros mi parecer. Espero os resulte interesante, enriquecedora y, sobre todo, pasemos un buen rato.

La buena costumbre marca que antes de hablar hay que presentarse, por tanto, es lo que haré hoy, con el fin de que os hagáis una pequeña idea sobre quién soy.

Mujer leonesa, rural, de familia humilde, profesional del derecho, y de madre gitana. ¿Que si he escrito antes? Sí, mi trabajo me lo exige, pero esto es otra cosa. ¿Experiencia dando mi opinión? Mejor que conteste mi diario de cuando era adolescente.

En mis clases en la Universidad, siempre que he impartido el derecho a la libertad de información y de expresión a mis alumnos, he querido transmitirles la relevancia que tienen en comparación con otros derechos, ya que éstos son capaces de crear opinión pública libre; así como la responsabilidad que tienen los medios de comunicación. Hoy, paradójicamente, me encuentro en esta situación, espero estar a la altura y educar con el ejemplo. Porque ese refrán que dice «no hagas lo que yo hago, sino lo que te digo…»

Me he dado cuenta que el hecho de estar entre dos mundos, de conocer y relacionarme tanto con minorías como con población mayoritaria; con personas vulnerables y otras muy bien posicionadas, me ha generado una perspectiva diferente. Siempre se habla de lo valiosa y enriquecedora que es la interculturalidad como frase hecha, y efectivamente lo es. Poder sumergirte, conocer y vivir dos realidades completamente diferentes es un lujo, pero ¡cuidado!, porque hay que ser astuto, y solamente empaparte de lo bueno, ser selectivo y crítico.

El tener raíces gitanas, pero no haberme criado en lo que se entiende como «convencionalmente gitano», me ha llevado a no saber adónde pertenezco, no poder identificarme al cien por cien con una cultura y forma de vivir. Siempre he llevado una vida completamente normalizada, en el colegio, con mis amigas, pero no podía eludir algunas maravillosas y difíciles normas culturales.

Creo que es importante romper, romper con todo aquello que no te gusta, que sabes que va en contra de tus valores y convicciones personales, porque gracias a ello vas a poder ser la persona que realmente quieres ser. Sentirte a gusto, sin presiones que de manera indirecta te lleven a seguir unos patrones sociales con los que no te identificas. No es igual de fácil para todos, vas a ir en contra de muchos criterios y estándares y aunque es posible que pierdas identidad de grupo, realmente estás ganando, porque estas forjando tu propia identidad.

Cada uno de nosotros es único e irrepetible.
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