Este fin de semana León conmemorará, un año más, el fin del nefando ‘Tributo de las cien doncellas’; ese que –cuenta la tradición–, obligaba a nuestra tierra al ‘pago’ anual de un centenar de muchachas a los musulmanes, desde el último tercio del siglo VIII hasta la victoria de Ramiro I en la batalla de Clavijo en el año 844. Lo venimos rememorando –ya lo hablábamos aquí hace tiempo– desde siglos atrás, y hace ya décadas que es uno de los actos centrales de las fiestas de San Froilán, las más ‘nuestras’.
En la tarde de este sábado, como es ya habitual –gracias a la Federación de Asociaciones de Vecinos ‘Rey Ordoño’–, se ‘recogerán’ y presentarán las doncellas, y se teatralizará su entrega y el fin del tributo –los heraldos ya lo habrán anunciado–; y a la mañana siguiente –el día grande–, el Ayuntamiento, en el primer templo leonés, realizará una ofrenda a ‘Nuestra Señora del Foro y Oferta de Regla’ en agradecimiento por el fin del tributo, y discutirá con el cabildo catedralicio –sin acuerdo posible– si dicha ofrenda es por obligación o por libre voluntad –foro u oferta–, en una jornada con pendones y carros engalanados. Y el centenar de doncellas –y algunos caballeros–, claro, vestidas de época.
Como cada año, veintiuna de esas jóvenes llevan ya preparándose para la ocasión desde principios de septiembre: las veinte ‘cantaderas’, divididas en cuatro grupos por el color de sus vestidos –ocho azules, las más veteranas; cuatro rojas y cuatro amarillas; y cuatro más con atuendo medieval–; y la ‘sotadera’ –la más veterana de todas–, que representa a la musulmana que enseña a las leonesas sus costumbres. Y ensayan la ‘Danza Sacramental’ y el canto de la ‘Cantiga décima’ de Alfonso X el Sabio, dirigidas por María José Flecha y Lidia Fidalgo, que se ocupan de este cometido tras fallecer Odón Alonso –ellas le llaman ‘el Maestro’– en 1977. Él recuperó esta tradición a mediados del siglo pasado, y ellas han continuado con esmero su labor para que todos la disfrutemos hoy.