La Variante de Cabrales

01/12/2023
 Actualizado a 01/12/2023
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Cuando era pequeño, mis padres solían llevarnos  a mí y a a mi hermana regularmente de camping a Deva, a unos pocos kilómetros de Gijón. Un lugar muy preparado para esa gente a la que le encanta pasar el verano debajo de un plástico pero no lo consigue disimular. Es decir, busca las comodidades de un hotel pero sin la parte buena que es la de dormir en una cama bajo un techo.

El caso es que muchos años por allí dan para muchas anécdotas. En la piscina de ese camping mi hermana estuvo cerca de morir ahogada, una tienda de campaña a punto estuvo de inundarse en el ‘amable’ verano gijonés y mi recuerdo más recurrente cuando pienso en esas visitas fue una intoxicación que pillé después de una noche hinchándome a patatas con Cabrales que me llevó a echar en aquellos prados mucho más de lo que cualquiera podría imaginar que cabe en el cuerpo de un niño de 10 años.

Desde ayer puedo rememorar aquella noche de desenfreno estomacal en un rato menos de trayecto gracias a la inauguración de la Variante de Pajares, una de esas obras de ingeniería que deben acabar cueste lo que cueste y arrase lo que arrase obligándonos a los leoneses a no dejar en el olvido el atropello medioambiental que ha supuesto en esa parte de la provincia.

Con todo y pese a lo que digan algunos, no se puede quejar León de infraestructuras ferroviarias, más allá de que a todos nos gustaría un soterramiento y muchos preferirían que la variante que antes se hubiese estrenado fuese la del Manzanal. No parece que vaya a ser esta la legislatura que avance en cualquiera de las dos cuestiones (para la primera, cualquier persona sensata daría por buena la última propuesta de Adif), pero dado las muchas cosas que nos unen a Asturias y el hecho de que todo leonés tiene alguna relación con el Principado, el estar un poco más cerca es motivo de celebración.

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