Los incendios han apagado la llama de los comicios en Castilla y León. Da la sensación que está todo muy parado, como si las cenizas hubiesen contaminado el aroma electoral en el que los políticos rompen el tarro de las esencias que ahuyentarán a los malos espíritus del ostracismo existencial. El PP sigue a lo suyo mientras el PSOE intenta no desmembrarse ante la crisis existencial de no saber cómo procesar el leonesismo, y las catastróficas desdichas de su grupo parlamentario en las Cortes.
Curiosamente, el que ha enseñado la garra en el discurso leonesista ha sido el alcalde de León, José Antonio Diez, que se ha encargado de romper la cuarta pared de la cámara de eco en la que vive sumido el leonesismo. En plenas vísperas de las elecciones autonómicas, ahí estaba Díez hablando de las bondades del proyecto autonomista en una cadena nacional. Desgraciadamente, que las televisiones meseteñas se molesten en indagar en lo que nos preocupa a la España vacía es una noticia en sí misma; miren lo rápido que se han extinguido los incendios en la conciencia colectiva del pequeño Madrid del poder mediático. Les seré sincero, seguro que el interés de un matinal nacional como Espejo Público a una causa tan loable pero ridiculizada desde los propios fueros que pertenecieron al Reino de León, tiene un fin en concreto. No sé si buscará desestabilizar al PSOE y avivar esa casa de los espíritus del socialismo regional en la que para muchos eso del leonesismo es puro realismo mágico.
El líder actual del PSOE de Castilla y León es el alcalde de Soria, Carlos Martínez. Todo parece indicar, aunque en la planta noble de Génova no están tan convencidos de su paseo, que Alfonso Fernández Mañueco revalidará la presidencia. Tras las elecciones, en función de si se confirma o no esa machada, en el seno del socialismo se deberían plantear un cambio de caras al frente del comité regional. ¿Y si José Antonio Diez es el hombre? Quizá, tener a un leonés de comandante de un satélite nacional podría beneficiar a nuestra región leonesa.