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Un berciano en 'Pucela'

28/12/2022
 Actualizado a 28/12/2022
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La pasada campaña, la Deportiva y sus seguidores vivimos un año mágico. ¿Tuvo algo que ver con su centenario cumpleaños? El equipo de nuestra tierra llegaba al Estadio José Zorrilla de Valladolid a falta de tres jornadas para el final de la temporada con opciones para alcanzar los ansiados Playoffs con los que, muchos de nosotros, habíamos soñado al menos una vez. Los nervios estuvieron presentes durante toda la semana. Cansado de ver camisetas del Real Valladolid cada lunes tras la jornada de fin de semana, recuerdo cómo dos días antes del encuentro decidí lucir la elástica blanquiazul con rayas horizontales del 10, de nuestro capitán. A sabiendas de que aquella clase de segundo curso de Periodismo estaba plagada de gente del ‘Pucela’, con orgullo me senté en mi sitio habitual. Para ellos era un partido más, para nosotros era el partido más importante de nuestros cien años de historia. Esa pasión que me invadió en el Salón de Grados de la Universidad de Valladolid se intensificó el día del partido. Desde las 10 de la mañana en la Plaza Mayor, acompañado de gente con sentimientos en común hacia nuestro escudo, hacia nuestra tierra. Varias botellas de sidra acompañaron a la ilusión y a los nervios pertinentes. Todo ello formó un cóctel maravilloso para emprender el camino al estadio. Casi 45 minutos caminando a nuestro objetivo. Hacia allí iban tres bercianos, dos de ellos residentes en Valladolid y el tercero en Salamanca, con la ilusión intacta. Saltos, cánticos y demás anécdotas nos acompañaron hasta el José Zorrilla. Una vez iniciado el encuentro, los goles del conjunto local se sintieron como una estaca que te atraviesa directamente el corazón. Pasaban los minutos y los más de 700 aficionados blanquiazules no paraban de alentar. Era como si una parte de El Toralín estuviese en ese pequeño rincón destinado a las aficiones de los equipos rivales. Finalizado el partido, orgullosos del equipo de nuestras vidas, todos juntos entonamos ‘A Ponferrada me voy’, creando un ecosistema perfecto entre plantilla y afición que hizo emocionar a muchos de los que estábamos allí presentes. Con el paso del tiempo, recordaremos ese encuentro como una de las salidas más bonitas de aquella temporada maravillosa, junto con partidos como el asalto a El Molinón o el gol en el 94 ante el Lugo en el Anxo Carro.El objetivo de la fase de ascenso, tan cercano y lejano a la vez, se esfumó, pero la unión y la puesta en común del amor por el club que se vivió aquel día perdurará para siempre en las memorias.
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