marta-muniz-rueda-ok.jpg

Turistas o viajeros

12/08/2023
 Actualizado a 12/08/2023
Guardar

Decía Henry Miller que «nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas». Agosto es el mes favorito por los ciudadanos del hemisferio norte para cambiar de aires, aunque algunos traslademos este pequeño lujo a septiembre o lo anticipemos a junio o julio. El calor incita al descanso no solo mental, también físico. En verano, la desconexión debería ser obligatoria. Cambiar de paredes, de horarios, de paisajes y paisanajes, pero no es lo mismo considerarse turista que viajero, aunque normalmente todos hayamos asumido ambos roles en diferentes circunstancias. 

A pesar de que se utilicen como sinónimos no lo son. El turista sólo persigue visitar un lugar, cuanto más exótico y conocido mejor. Hace la foto, con él o ella en primer plano, para que se vea que ha estado allí. Reserva todas sus comidas en los restaurantes que le recomiendan los influencers. Se toma un mojito o un irlandés y vuelve a casa con suficiente material fotográfico como para que Instagram se tambalee. Ríe, baila, gasta, come, pero sin mayor trascendencia. El viajero se nutre de itinerarios, no planifica más que lo indispensable. Se deja llevar. Investiga, prueba, descubre, busca la poesía, fotografía lo atípico, su viaje es más bien interior. No le hace falta irse muy lejos para sentir que se ha marchado. Es un ser más solitario, huye del «efecto rebaño», se integra con lo nuevo, no con lo conocido. Como dijo Chesterton: «El viajero ve lo que ve, el turista lo que ha venido a ver». 

El turista goza de peor prensa que el viajero, sin embargo, todos tenemos un poco de ambos, no deberíamos demonizar cualquier cambio que de por sí es bueno y humano. Al fin y al cabo, se trata de darle al alma y al cuerpo ese respiro que reclama a gritos, ya sea en un pueblo de montaña o en Bali, nunca sabes qué horizonte han elegido tus sueños, qué experiencias aportarán más a tu alma.

 

Lo más leído