Cristina Vega 2

Tsunami en el campo

30/01/2024
 Actualizado a 30/01/2024
Guardar

Hace años que los trabajadores del campo arrastran un malestar que ha ido en progresivo aumento y ahora alcanza unas dimensiones insostenibles. Se han puesto en pie de guerra, sus protestas se extienden ya por todo el continente europeo. Dicen sentirse asfixiados y han decidido hacerse oír, gritar basta.

Ha sucedido al fin lo que era de prever. Lo mismo que el contenido de un vaso lleno se derrama con una simple gota de agua que se le añada.

Entre las causas de su descontento, que en cada país varían, se hallan la subida de costes de producción y las insuficientes ayudas. A esto hay que sumar los efectos del cambio climático y las leyes más recientes sobre medio ambiente, bienestar animal, la agenda 2030…

En España no están en huelga, aunque no se descarta en próximas fechas dada la situación. Por poner un ejemplo, según testimonios de algunos fruticultores, se ha llegado a un punto en que es más barato dejar los limones tirados en el suelo que recogerlos.

Aquí surge la duda sobre lo que ocurre con esa diferencia abismal entre lo que el agricultor cobra por su producto y lo que el consumidor paga por el mismo al adquirirlo en el supermercado. No cuadran los números, al menos para los de siempre.

La última noticia sobre el conflicto al escribir estas líneas es que los labradores, horticultores, ganaderos y demás profesionales franceses del sector han resuelto cortar el abastecimiento a Paris.

Los transportistas españoles sufren los efectos de los piquetes en Francia. Muchos se encuentran retenidos y tienen serias dificultades para llevar sus mercancías al destino correspondiente, con las consecuencias económicas que esto conlleva, o para volver a sus casas. Desde luego no es justo para ellos ni para los ciudadanos que nada tienen que ver con esas políticas a las que acusan de haberlos llevado al límite.

Ojalá se encuentre pronto una solución satisfactoria, porque sin el campo no hay comida y esto es algo de lo que, hoy por hoy, nadie podemos prescindir.

Lo más leído