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Trump y el arte de zarandear al mundo

12/04/2025
 Actualizado a 12/04/2025
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Desde el 20 de enero, cuando Donald Trump fue investido presidente de los EE UU, se ha fijado el objetivo de zarandear, cual orangután enfadado, el árbol de la estabilidad mundial. En los cuatro meses que lleva hospedado en la Casa Blanca, ha conseguido que todo el mundo esté en alerta, ya que nadie sabe cuándo ni cuál será su próxima cruzada, justificándola siempre con su «America First».

La gran duda que siempre sobrevuela sobre este personaje es si se comporta como un abusón impulsado por una soberbia inusitada, o si detrás de su papel de perdonavidas hay una estrategia marcada que intencionadamente pasa desapercibida. En definitiva, ¿está loco y es un insensato o está más que cuerdo y está protagonizando un papel digno de un Óscar? El tiempo desvelará esta incógnita, pero, a día de hoy, ya tenemos algunas certezas.

La primera de ellas es que, nos guste o no y podamos discutir sobre la efectividad de sus medidas, ha sido capaz de captar la atención de, literalmente, todo el mundo. Y eso, en geopolítica, es una victoria. Ha conseguido que todos, sin excepción, estemos atentos a cada una de sus bravuconadas, y eso es Poder con mayúsculas. Por lo tanto, podríamos decir que, a corto plazo, ya ha conseguido lo que pretendía.

Otra evidencia es que el amigo Trump utiliza la estrategia de negociación de ir siempre a los máximos, aunque sean desorbitados, para luego ir replegándose poco a poco y así lograr que la otra parte negociadora piense que, de entre todas las opciones, la menos mala es la que acepta como buena. Lo estamos viviendo con los aranceles. Primero pega el bofetón a medio mundo con unos porcentajes arancelarios inasumibles, para luego rebajar sus pretensiones y paralizar sus intenciones, y abrir así un periodo de negociación en el que, no tengan ningún tipo de duda, algo sacará de provecho.

El análisis de estos últimos meses nos conduce a una inequívoca conclusión: la táctica del actual presidente del país de las barras y estrellas es, empleando un símil pugilístico, no parar de lanzar ganchos al oponente y así provocar confusión en su defensa. Cuando todavía no está solucionado el problema de la guerra de Ucrania y estamos a la expectativa de ver cómo esquivamos ese golpe, nos lanza otro feroz ataque con la guerra arancelaria y –ojalá me equivoque–, antes de que sepamos realmente cómo afrontar el problema de los aranceles, ya tendremos ante nosotros otro conflicto, entrando en una espiral tan desconcertante que hace imprevisible imaginar cómo acabará toda esta locura o estrategia made in USA.

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