Universidad de León: ¿A quién le va mejor si seguimos peor?

Juan Francisco García Marín
03/04/2016
 Actualizado a 05/09/2017
Se acaba de publicar una clasificación de las mejores y peores universidades de España. De entre las públicas, no hay ninguna peor clasificada que la Universidad de León (salvedad hecha de la Uned). Nuestra Universidad va en el furgón de cola. Por debajo solamente hay algunas universidades privadas. Pero con un matiz añadido y también doloroso: de las públicas con menos puntos, la de León es una de las dos únicas que están bajando, que siguen su camino hacia lo más hondo. El resto de las peor clasificadas, o van mejorando o se mantienen como estaban antes.

El estudio analiza 61 universidades, de las que 48 son públicas. De las públicas, hay 40 mejores que la Universidad de León y ninguna peor. Los parámetros que en el estudio se analizan y comparansondetrestipos:rendimientodocente,rendimientoinvestigadoryresultadosde innovación y desarrollo tecnológico. Se miran cosas tales como índice e importancia de artículos científicos publicados, número de tesis doctorales defendidas, porcentaje de profesores por alumno, cantidad de alumnos extranjeros, notas de corte, patentes, presupuesto, proyectos de investigación competitivos…
En la Universidad de León los profesores, la inmensa mayoría, trabajamos mucho y bien y nos esmeramos en nuestras clases y nuestras investigaciones; pero ese esfuerzo y rendimiento de cada uno a nivel individual no se trasluce ni se hace visible en el plano institucional. La situación de nuestra Universidad no puede ser más grave, y a ello nos ha abocado el mal gobierno de la institución. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Si esta Universidad va tan rematadamente mal, si ninguna universidad pública de España tiene peores resultados, si vamos cayendo en lugar de remontar y si vemos que los mismos que han gobernado la Universidad de León desde hace ocho años están luchando con tantísimo empeño para seguir en sus puestos y cargos, para continuar gobernando esta misma universidad que con ellos se ha hundido, ¿qué buscan esos que nos han llevado a la lamentable situación en la que nos hallamos?

Si no les valió el resultado de las elecciones a rector del pasado 10 de marzo, en las que perdieron, y si han movido Roma con Santiago, han forzado recursos y hasta han conseguido que cambiara su voto algún miembro débil de la Junta Electoral de la Universidad, las preguntas que a cualquiera se le ocurren son muy elementales, dramáticamente simples, de cajón: ¿Qué quieren ganar esos que durante ocho años tanto nos han hecho perder? ¿Qué temen perder esos que dos veces seguidas han tenido Rectorado y Vicerrectorados y que nos han traído semejante ruina y tanto descrédito? ¿Por qué se afanan tanto, ellos que no han sabido luchar por lo único que importaba? ¿Esperan aún que se les vote y puede todavía haber quien quiera que ellos sigan mandando para que sigamos perdiendo todos… menos ellos? ¿Qué más quieren ellos ganar con el perjuicio de todos?

¿Y la sociedad leonesa? ¿Acaso el triste presente y el negro futuro de esta Universidad no importa apenas a las fuerzas vivas de León, a los grupos sociales, los sindicatos, los partidos políticos, los grupos de empresarios, los medios de comunicación? ¿Dónde están todos y a dónde miran mientras nuestra Universidad cae y cae? ¿Por qué tanta complicidad y tantos silencios? ¿Qué les importa de verdad a tantos, si es que a tantos les importa algo que no sean sus más pedestres y prosaicos intereses de medio pelo? ¿A quién inquieta que no sigan mandando los de antes? ¿A quién preocupa y asusta que a la Universidad de León lleguen «otros aires», aires sanos y frescos, y que profesionales con ilusiones renovadas, expedientes limpios y ganas de trabajar en pro del interés general se hagan cargo al fin del gobierno universitario? Una cosa es evidente, que la Universidad de León sí puede mejorar y es posible hacerlo contando con todos. Tenemos los mimbres, falta que el cestero se ponga a ello.
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