Piqué Picado (y Pitado)

Grupo MOT
22/09/2015
 Actualizado a 18/09/2019
Gerard Piqué, significado miembro del nacionalfutbolismo, de quien se suele omitir su segundo apellido, Bernabéu, por mor del momento actual que quiere relegar el reino de las madres y de las patrias, tal vez nos puso en la pista correcta de cómo abordar eficazmente el llamado «problema catalán».

Empecemos por ser sinceros, los catalanes son muy buenos en casi todo (economía, cultura, deporte…) y lo saben; nosotros también lo sabemos aunque nos cueste reconocerlo porque nos humille su tono, a veces, un tanto altivo; pero no es muy distinto a lo que pasa en tantas familias humildes donde un hijo destaca, quien ha podido sacar brillantemente la carrera gracias a su esfuerzo pero también a que su padre analfabeto y sus hermanos menos listos han trabajado todo lo que han podido, y al anonimato de una madre, que en silencio, lo ha acunado, nutrido y vestido. El problema viene cuando ese hijo necesita exhibir en su círculo social su superioridad, aun a costa de ridiculizar a los suyos. Entonces, no debemos dejarnos impresionar por su demostración de músculo: que habéis salido a la calle 1,4 millones?, ¡está muy bien, pero nosotros, si quisiéramos, podríamos salir 14 o 15 millones!.

Ante su pretendida superioridad moral, nuestra superioridad numérica, así de sencillo, los números cantan. Si hay 8 millones de catalanes de los cuales probablemente solo la mitad, 4, no se quieren sentir también españoles, quedan casi 40 millones de españolitos de los que solo una pequeña parte apoyaría la reivindicación independentista. Una superioridad de casi 10 a 1 que quintuplica el propugnado consejo evangélico («o ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con diez mil puede salir al paso del que viene contra él con veinte mil?. Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz». Lc 14, 25-33).

¿Se imaginan el once del Barça con sus excelsos Messi, Neymar y compañía compitiendo contra equipos de 110 jugadores ramplones?, ¿quién creen que ganaría?. ¿Vislumbran el efecto de 40 millones de españoles mediocres unidos bajo la consigna «siempre queremos que Cataluña pierda» en el deporte, en la cultura, en la economía, en todo? Tal vez oiríamos a Artur Mas entonar un dicho popular de la España profunda: «vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios (el mismo Dios de Caram y Forcades) ayuda a los malos cuando son más que los buenos». Por favor no interpreten, victimistamente, palos en sentido literal, les confieso que tampoco nos hemos sentido ofendidos aunque a Almudena Grandes le parezcamos tan tontos y nuestra condición intelectual tan lamentable.

Y una pregunta final: ¿por qué en vez de visiones restringidas y resignadas a un escenario dilemático de o gana Madrid o gana Cataluña, no pensamos en cómo salir ganando todos, en positivo. Y si lo llamamos proyecto España?
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