Mensaje de la Fundación Ana Frank para Cataluña

Miguel Celemín Matachana
01/10/2015
 Actualizado a 14/09/2019
Es difícil encontrar a alguna persona que no se haya conmovido al leer el diario de Ana Frank. El tema es, como se sabe, la persecución que sufrieron los judíos y otras comunidades durante la II Guerra Mundial, que obligó a que ella, su familia y unos amigos de ésta, decidieran ocultarse durante dos años en Prinsengracht 263, Amsterdam. Hasta que fueron traicionados. La Fundación que lleva su nombre no sólo se ha dedicado a mantener las dependencias en las que transcurrieron aquellos dos años, sino que intenta preservar los ideales recogidos en el diario.

Desde el 22 de diciembre de 1992 hasta el 5 de septiembre de 1993, la casa de Ana Frank albergó la exposición: ‘Europe today: the ugly face of nationalism’. En los tiempos más duros de la denominada Guerra de los Balcanes, se exponían los paneles que explicaban las características del nacionalismo, su atractivo para ciertos sectores de la sociedad, la utilización del idioma como elemento segregador, etc.

Después del panel en el que se podían ver diversas imágenes de Sarajevo, de la ciudad que había sido sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984, en una de cuyas instalaciones se había improvisado un cementerio, el visitante se encontraba con un panel en el que se hacía mención al riesgo del nacionalismo en Cataluña. El hecho de que en 1993 se pudiera hacer ya una advertencia de lo que podía llegar a ocurrir en Cataluña, en el contexto de una exposición sobre los horrores que el nacionalismo había traído para Europa, era algo que difícilmente podrá olvidar quien, siendo español, la hubiera visitado.

En 2008 se intentó traer la exposición a España, concretamente a León, que en aquellos tiempos conocía cierto auge de un nacionalismo ‘local’ que, siguiendo las tácticas habituales en ese tipo de movimientos, ocupaba la Concejalía de la Juventud en el Ayuntamiento de León, impartía clases de Lleunés y utilizaba la relevante Historia de León en provecho propio. La exposición no sólo se consideraba de interés para León, sino también para el Principado de Asturias, Galicia y, por supuesto, para el País Vasco, las queridas Vascongadas de siempre. Podía haber sido, por tanto, de interés para buena parte del Norte de España, exceptuando, afortunadamente Cantabria, que parece haber encontrado el equilibrio para que lo regional no entre en conflicto con el Estado.

Desafortunadamente, no fue posible que la exposición se viera en España, debido a que, según informó el Jefe del Departamento de Internacional de la Fundación Ana Frank, en 2008 hacía tiempo que habían expirado los derechos de la mayoría de las fotografías.

Aunque el autor de este escrito nunca minusvaloró la llamada de atención que se hacía en ‘Europe today: the ugly face of nationalism’, la declaración de Raül Romeva –nº1 de la lista secesionista ‘Junts pel sí’–, recogida por al menos uno de los periódicos publicados el 22 de julio de 2015: …si el Estado interviene la autonomía de Cataluña, seguirán adelante con «la fuerza que da la legitimidad del pueblo», resulta lo suficientemente inquietante como para compartir estas notas con los electores catalanes y desearles y desearnos que la exacerbación de la identidad local sea olvidada definitivamente en España.
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