Feve: miente, que entretiene

Teresa Fernández
12/12/2025
 Actualizado a 12/12/2025

El 18 de septiembre de 2011 llegó el último tren de vía estrecha a la estación de Matallana, bajo la promesa de un cierre temporal. Desde entonces, la situación del tren de Feve y su retorno al centro de la ciudad se ha convertido en un caso de promesas públicas incumplidas y una burla continua para los leoneses. La sustitución del tramo urbano por un servicio complementario de autobús desde el apeadero de La Asunción, fue el comienzo de un ciclo de anuncios, proyectos frustrados, decisiones técnicas cambiantes, falsas promesas políticas y una percepción continua de agravio de los leoneses hacia su desarrollo económico y social.

Los datos corroboran que la línea, que contabilizó más de 300.000 viajeros en 2010, registró tras el corte cifras muy inferiores –110.280 en 2017 según análisis periodísticos–. Se debe añadir, además, el tiempo que el tren se mantuvo sin revisor. Los usuarios viajaron sin billete durante este período, lo que estadísticamente mermaba el número de viajeros. Este argumento fue empleado posteriormente para justificar que el servicio era utilizado por muy pocos usuarios. 

Las argucias utilizadas desde las administraciones para desmantelar el tren de unión de la capital con toda la montaña oriental leonesa no solo constituyen una afrenta a los leoneses, tratados como ciudadanos de segunda, sino un daño real en las familias, trabajadores y estudiantes que vieron alterados sus tiempos y sus costumbres por una decisión política que ningún ciudadano deseaba. 

La cronología de embustes políticos muestra un patrón repetido a lo largo de los años. Notas del Ministerio, anuncios de diferentes sectores y de los partidos nacionales –PP y PSOE–, hablando una y otra vez de trenes-tran, de estudios, de compra de material y de plazos breves en la ejecución. Breves. Años después se ha demostrado que nunca existieron tales informes ni estudios, ni voluntad de cumplir con el compromiso adquirido de regreso del tren de vía estrecha al centro de la capital. 

Las últimas respuestas desde el Ministerio de Transportes y Adif han destapado sin ambages los planes existentes: adaptar la plataforma ferroviaria a la circulación de autobuses eléctricos, una alternativa contra la que se levantan las voces de los leoneses, ya que significa asumir que no hay voluntad política ni técnica para que los trenes vuelvan al centro de la ciudad de facto.

Que argumenten que no hay técnica que permita que el tren llegue a su destino –la Estación de Matallana–, suena a broma. Con una parte ínfima de los recursos existentes hoy, el tren se mantuvo hasta el año 2011. Decir que hoy es imposible, es volver a mentir. Se llevan a cabo proyectos más importantes y complejos en cualquier lugar de España, sin embargo, en León no son posibles. 

El papel que han jugado los partidos políticos de la provincia ha sido diverso. Mientras UPL ha mantenido una posición continuista a favor del tren, promoviendo mociones y asistiendo a todas las manifestaciones convocadas desde diferentes colectivos, el PP ha ido alternando entre reivindicaciones locales y concesiones a la versión técnica. Durante los años de gobierno del PP en la Moncloa, con el Ayuntamiento y la Diputación bajo su gobierno, nada se hizo por el regreso al centro de la ciudad del tren de Feve, mientras que, en la actualidad, critican al gobierno del PSOE por lo que ellos mismos no hicieron. En cuanto al papel que juega el PSOE en la actualidad, gobernando en la ciudad, en la Diputación y en la nación, nos encontramos más de lo mismo: de la defensa incondicional de la llegada del tren a la Estación de Matallana, manifestada en multitud de ocasiones por el secretario provincial de la formación, a las últimas declaraciones del ministro de transportes de Valladolid, tildando de «disparatado» el proyecto. 

Es inaudito para los leoneses escuchar estas declaraciones cuando el mismo ministro destina más de 300 millones de euros a la reforma de la estación de trenes de su tierra natal, para la que nunca faltan recursos. Mientras tanto, a los leoneses se nos tilda de victimistas y orates por exigir lo que teníamos y que nos arrebataron entre promesas políticas que sabían que no iban a cumplir.

En todo este tiempo, ninguno de los partidos nacionales, ni el responsable de la infraestructura –Adif–, han presentado ningún estudio técnico que avale la inviabilidad de la llegada del tren al centro de la ciudad. No ha habido exposición pública de ningún proyecto que altere la modalidad del transporte y no ha existido ningún concurso público para obtener material rodante que cumpla la normativa ferroviaria. En un mundo en el que la tecnología avanza a pasos agigantados y que cualquier inconveniente se soluciona con proyectos de ingeniería que son normales en otros lugares, parece que los leoneses están condenados a vivir en el ostracismo más absoluto. Se les niega cualquier tipo de avance en su desarrollo y están sometidos a mentiras, burlas y escarnios por parte de sus representantes públicos.

En conclusión: lo que reclaman los leoneses no es una nostalgia tecnológica sino la restitución de un servicio público –al que tienen derecho–, y una respuesta coherente y veraz de las administraciones. La sucesión de anuncios sin ejecución, las rectificaciones públicas y las contradicciones entre miembros de un mismo partido, configuran un relato de falsedades y promesas incumplidas que exige transparencia y que no la ha tenido.

En un plan de estas características, sería imprescindible la publicación de los informes técnicos, los cronogramas verificables de lo que se ha hecho o dejado de hacer hasta la fecha, la participación ciudadana en el proyecto y la revisión judicial, de oficio, en una toma de decisiones que puede vulnerar los derechos de movilidad de los ciudadanos y la cohesión territorial.

Lo que están haciendo con la línea de Feve no es solo un agravio para el desarrollo socio económico de toda la montaña oriental leonesa. Es un insulto a la inteligencia de los leoneses. Les han entretenido con mentiras durante 14 años, en un ejercicio de malversación de fondos públicos de difícil explicación.

Una vez más, se pone de manifiesto el nulo apoyo de la Junta de Castilla y León a un recurso expoliado a los leoneses. Sin administración autonómica que apoye estas justas reivindicaciones, cabe preguntarse qué papel juega la comunidad autónoma en el desarrollo de León. 

Los leoneses no tienen voz en las instituciones. Carecer de la autonomía propia que por derecho constitucional y por justicia democrática les corresponde, conlleva la invisibilización a la que están sometidos. Ni al gobierno autonómico ni al nacional les importa el futuro leonés, salvo en las elecciones donde vuelven a prometer lo que no van a cumplir. La realidad se vuelve a imponer una vez más. Sólo la autonomía leonesa podrá poner fin a 42 años de agravios y abandono.

Teresa Fernández es concejala de UPL en el Ayuntamiento de León
 

Lo más leído