Empacho electoral

Adrián Santamarta Rodríguez
08/07/2023
 Actualizado a 08/07/2023
Hace poco más de un mes, todos los ciudadanos de este país, tanto los ruralistas como los urbanitas, fuimos llamados a las urnas para elegir a nuestros representantes políticos más cercanos. Una vez que se han constituido todas las corporaciones municipales, es el momento de mirar por el retrovisor para ver las consecuencias de nuestros actos como integrantes de una sociedad demócrata. Mientras hacemos un análisis de lo que pudo ser y no fue, algunos empiezan a tener cierto resquemor con las primeras medidas que adoptan nuestros gobernantes y, al mismo tiempo, convecinos.

Mientras unos se regocijan, otros se lamentan. Y las semanas avanzan inexorablemente hacia una nueva cita electoral. Aunque para una mayoría, la principal preocupación pasa por eludir de forma justificada el llamamiento para formar parte de una de las numerosas mesas electorales. Todos estamos de acuerdo en que el tórrido calor del verano se combate en torno a una mesa; pero no en un colegio electoral; sino en un chiringuito al aire libre, bebiendo en buena compañía una o varias ‘galimbas’.

Dice el refrán que “hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”. Así, recurriendo a la sabiduría popular de nuestros ancestros, los políticos de nuestra tierra decidieron envolverse en la bandera de León, la ‘purpurada’, cual tabardo se tratara. Viendo el gran rédito que había cosechado la Unión del Pueblo Leonés en las elecciones autonómicas, que triplicó el número de procuradores en las Cortes, a todos les dio por copiar su discurso para vender leonesismo de pega. Pero resultó una burda imitación.

Los líderes provinciales de los dos principales partidos salieron a la palestra para presumir de que aspiraban a gobernar nada menos que en los 211 municipios que conforman nuestra diezmada provincia. Pero ese pavoneo escondía algo desconocido por electores. Y es que en un buen puñado de ayuntamientos los integrantes de las candidaturas socialistas y populares eran personas afines a los partidos sin ninguna vinculación con las localidades, eran simplemente gentes de relleno. Es muy feo eso de inscribir a fulano en la lista de un municipio que ni siquiera alcanza a ubicar en el mapa.

Como si de una pasarela de moda se tratara, durante la campaña electoral fueron varias las personalidades de primera línea política que pisaron León para vender humo; el mismo humo que nos vendieron cuatro años atrás. Otros vinieron para decir la mala gestión que están haciendo los gobernantes actuales y aconsejar un cambio radical. Lo ciertoesquetodosestospolíticosderostrovisibleenlastelevisionesnacionales llegaron a esta pobre tierra con un argumentario más propio de la política de las altas esferas; nadie habló de las necesidades reales de los pueblos de la España Vaciada.

La jornada electoral transcurrió sin pena ni gloria. Lo más destacado llegó horas después, cuando se fueron conociendo los resultados definitivos del escrutinio. La abstención volvió a tener una cota preocupante; hay personas que no quisieron ser partícipes de lo que se considera la fiesta de la democracia. Una fiesta que, últimamente, se repite más que el chorizo. A pesar de esta redundancia, en la que solo cambian los colores de las papeletas y los tres integrantes de cada mesa, era necesario votar.

Hay que acudir al colegio electoral y ejercer el derecho al voto. Porque un voto puede cambiarlo todo. Que se lo digan a los vecinos de Malillos de los Oteros, una pedanía donde solamente presentaba candidatura la Unión del Pueblo Leonés. El escrutinio que se celebró en el Colegio Público de Santas Martas, cabecera del municipio, desveló que en la urna correspondiente se habían depositado 16 sobres de tono verdoso; Allí dentro había 15 votos en blanco y una papeleta para la candidata de la formación leonesista. Como dijo en una ocasión el insigne Fulgencio Fernández, ‘Ful’, en alusión a otro caso, aunque perfectamente extrapolable ahora: «a esta persona no la votaron ni los de casa; no la votó ni Dios». Pues esta es la importancia de un voto.

Porque en Valverde Enrique, la batalla terminó en tablas. Empate a votos entre el Partido Popular y la Unión del Pueblo Leonés. Y por lo tanto, reparto de concejales; dos para cada formación. El quinto edil se decidió en la Junta Electoral de Zona de León lanzando una moneda al aire. Mismo método empleado para desentrañar el ganador en las Juntas Vecinales de Barrio de la Puente, Chozas de Abajo, Correcillas, Inicio, Otero de Curueñoy Villaornate. Este es un procedimiento azaroso tan antiguo como las propias instituciones concejiles. Tradición es también escuchar quejas del perdedor.

Las Elecciones Municipales del 28-M han supuesto el ocaso en la actividad política de algunos mandatarios que habían encadenado numerosas victorias. Es el caso del socialista Juan José Alonso Perandones, alcalde de la ciudad de Astorga de manera ininterrumpida entre 1989 y 2011; volvió en 2019 y ahora, se retira definitivamente. No muy lejos de allí, en La Bañeza, otro socialista como José Miguel Palazuelo, no ha recogidonisiquiera elacta de concejal.Se va después de 18añoscomoalcalde. Mención especial merece Matías Llorente, que falleció poco después de que el PSOE revalidara la mayoría absoluta en Cabreros del Río. De forma simbólica, y a pesar de la enfermedad que padecía, quiso ir como número tres. Un hombre con temperamento que siempre estuvo al pie de cañón, luchando por los intereses sindicales del campo leonés.

Por su parte, el leonesismo pisa fuerte. La UPL vive su mejor momento. El mejor ejemplo lo encontramos en Cistierna.Lo que había sido un feudo socialista durante cinco legislaturas, se ha convertido en la punta de lanza de la formación leonesista. Luis Mariano Santos vence y convence en su pueblo. La estrepitosa derrota de Nicanor Sen apunta a renovación inminente; aunque a buen seguro encontrará hueco en la Diputación Provincial… Mientras tanto, su primo, Javier Santiago obtuvo un sobresaliente en Almanza. Pleno de concejales: siete de siete.

La tónica habitual es la fragmentación de las corporaciones municipales, a viva imageny semejanza que el Congreso de los Diputados. Es tiempo de dialogar, de pactar, de conceder. La UPL, haciendo gala de su leonesismo transversal, ha meditado mucho los pactos en cada uno de los ayuntamientos donde tenía opciones de gobernar. Por ejemplo, en Valencia de Don Juan firmaron con el PP y en Santovenia de la Valdoncia con el PSOE. Los leonesistas lo dejan claro: no se casa con nadie.

Los leoneses también hemos asistido estupefactos a lo que podríamos considerar pactos ‘anti-natura’ o ‘Gobiernos Frankenstein’, un calificativo muy de moda. En San Esteban de Nogales, populares y socialistas se han aliado para desbancar a la UPL, que fue el partido más votado. Tal vez, cuando los concejales de ambas formaciones optaron por esta rara alianza lo hicieran con el objetivo primordial de evitar que los independentistas leoneses tuvieran poder y así evitar la ruptura de Castilla y León. Extraño es también lo vivido en el municipio de Santovenia de la Valdoncia, donde el PSOE y UPL han alcanzado un pacto que impide gobernar al PP. No tardarán en tildar esta alianza como un acercamiento entre socialistas e independentistas anticastellanos. Santa María de Ordás fue el único ayuntamiento de la provincia donde Vox fue el partido más votado. Allí PSOE y PP han decidido aplicar un ‘cordón sanitario’. En Gradefes de Rueda bajan turbias las aguas del río Esla. Aquí se ha producido una sorpresa. El único edil de Vox, saltándose las órdenes del partido, ha votado a favor de la investidura del PSOE que encabeza el veterano Leónides Bayón. A veces, las malas relaciones vecinales tienen mucho más peso que el discurso ideológico de los partidos.

El calendario para la constitución de las nuevas corporaciones municipales y de las juntas vecinales ha trascurrido con normalidad, salvo en dos lugares: Villablino y León. En la capital lacianiega Podemos presentó un recurso que, de haber prosperado, hubiera afectado negativamente a los intereses del PSOE. A pesar de ello, todo apunta a que Mario Rivas repetirá como primer edil. Mientras tanto, en la capital del viejo reino ha sido Vox quien, en una especie de ‘déjà vu’ de lo que ocurrió cuatro años atrás con la mesa 7-5B del Colegio de las Pastorinas, ha protestado. Pero en esta ocasión pintan bastos y su recurso ha sido desestimado por todas las instancias. Los ultraderechistas, como buenos conocedores del vasto refranero español, aplican aquel adagio que dice “no hay peor ciego que el que no quiere ver”; por eso, llevarán el pleito hasta el Tribunal Constitucional, una institución donde ya les conocen de sobra.

Así, las dos formaciones políticas ubicadas en los extremos del arco ideológico son las causantes de este retraso. Un retraso que no va a afectar al reparto de ediles. El único rédito que pueden obtener es la aparición en los medios de comunicación durante los días siguientes al escrutinio. Aunque, al margen del protagonismo mediático, lo que quien es ganar en los despachos lo que los ciudadanos no les concedieron en las urnas.

Como en todas las batallas, siempre hay vencedores y vencidos. Ciudadanos ha pasado sin pena ni gloria por estas elecciones. Prácticamente se ha automutilado hasta conseguir su completa disolución. Mantienen pocos concejales y cuando lo hacen, es en municipios pequeños como Soto de la Vega, Villamontán de la Valduerna o Villazanzo de Valderaduey. La plataforma España Vaciada aterrizaba en una decena de localidades con la intención de captar el voto indeciso. El proyecto fracasó rotundamente. Misma suerte tuvo Alantre, la formación autodefinida leonesista de izquierdas se presentaba junto a Verdes y Equo. Una amalgama de siglas que no atrajo al electorado. Tampoco sirvió de mucho la ‘performance’ del candidato Nicanor Pastrana, quien se despelotó en la Plaza Mayor de León a costa de un acto organizado por Conceyu Pais Llïonés.

Después de este esperpento solamente apto para altas temperaturas veraniegas, recordamos que en unas semanas volvemos a tener una cita con las urnas… Veremos…
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