Estas pasadas fiestas de San Juan y San Pedro, el Ayuntamiento de León nos ha ofrecido un amplio y anodino repertorio de actividades. Entre la programación podíamos encontrar un apartado titulado ‘EL ORGULLO DE LAS MUJERES’.
Cabría pensar que se diseñaron actividades enfocadas a mujeres de la ciudad, de la historia de nuestro territorio, contra la violencia de género, etc, con la intención de visibilizar necesidades y fortalezas de ese 51 % de la población, haciendo gala de ese supuesto ‘orgullo’ de ser mujer. Pero nada más lejos de la realidad: en un lúcido intento de inclusión, han querido exaltar el mes del Orgullo LGTB a través de una nueva instrumentalización del feminismo, y de la figura de las mujeres en particular. Una vez más vemos cómo un movimiento pretende tomar impulso usando el otro, invisibilizando la lucha feminista.
En el repertorio de actividades organizadas por dos asociaciones de la ciudad y con el apoyo del Ayuntamiento, se refleja claramente que la idea de ‘orgullo de mujer’ no deja de ser una escenificación reiterada de estereotipos sexistas que, obviamente, nada tiene que ver con lo que realmente es ser mujer y sentir orgullo por ello. Se ha quedado en un torpe reclamo disfrazado de supuesto ‘modernismo’ que flaco favor hace al movimiento feminista y a las mujeres en particular.
El Ayuntamiento de León apoya que el «orgullo de ser mujer» consiste en correr en tacones, entre otras lindezas (por supuesto, todo el mundo sabe que en cuanto te subes en ellos automáticamente te conviertes en mujer y, además, orgullosa). Con este hecho, se refuerzan claramente estereotipos sexistas que nada tienen que ver con la diversidad, sino con la idea de que ser mujer es expresar una supuesta feminidad ‘elegida’. Precisamente esto es contra lo que el movimiento feminista y las mujeres en particular llevamos años luchando, dejándonos la voz para que se entienda de una vez por todas que ser mujer no es comportarse ni vestirse de una manera determinada, sino que cada una tiene el derecho y la libertad de vestirse o comportarse como quiera, sin tener que pertenecer por ello a la categoría sexual contraria.
Con este manifiesto, queremos informar a la población en general, y al Ayuntamiento en particular, de que ser mujer no es un estereotipo ni una identidad; no es correr en tacones o usar pelucas y vestidos. De hecho, esos estereotipos son el género: la herramienta por la cual se oprime a las mujeres.
Así pues, aunque presume de moderno y vanguardista, ensalzar la opresión de las mujeres como un orgullo es cuanto menos arcaico y vejatorio para nosotras.
Esperamos y deseamos que el Ayuntamiento de León cuente para el próximo año con el criterio suficiente como para apoyar según qué tipo de discursos que refuerzan y fortalecen la visibilidad de la mujer, sus méritos y sus vivencias, sin tener que recurrir a actividades que ensalzan estereotipos y roles sexistas que performan la vida de las mujeres.
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