El año nuevo chino: el año de la cabra

Juan Lanero
19/02/2015
 Actualizado a 16/09/2019
Hoy, 19 de febrero de 2015, en todos los rincones de la República Popular China, y en muchas partes del mundo, el cielo estará lleno de resplandor. Es la llegada del nuevo año chino. Exactamente el 4713. Todo el país se detiene para recibir al nuevo año lunar.

Occidente se pregunta si en realidad se trata de una cabra, de una oveja o de un carnero. ¿Razón? Muy sencillo. En chino se utiliza la misma palabra, yang, para los tres animales. Y forzando un poco el vocabulario, hasta podríamos estar hablando de un antílope. Desde el Instituto Confucio de la Universidad de León nos inclinamos a pensar que se trata del año de la cabra, pues durante siglos la mayoría de los miembros de la raza Han pastorearon cabras.

Como sabemos, existen doce animales en el zodiaco chino y la cabra no es precisamente uno de los más apreciados. En parte por su docilidad y por ser más un tímido y obediente cumplidor de órdenes que un líder fuerte. Muchos matrimonios se han apresurado a tener a sus hijos antes de que concluyera el año del caballo o han acordado que sus retoños vengan al mundo en el año siguiente, el del mono. En todo caso, hoy, en este preciso instante, y al margen de toda connotación negativa, muchas familias chinas están reunidas para comer, beber y rodeadas de mucho ruido de petardos y fuegos artificiales.

La llegada del nuevo año, también conocido como la fiesta de la primavera, ha hecho que muchos chinos dispersos por todo el mundo hayan regresado a China para estar al lado de sus seres queridos. A este fenómeno los medios de comunicación chinos lo denominan «la emigración más grande de la tierra». Se calcula que se realizarán cerca de tres billones de viajes durante este periodo festivo y que concluirá el próximo 16 de marzo. Estos movimientos son posibles debido al gran despegue económico de China; a la mejora de los medios de transporte, red de autopistas y carreteras y el refuerzo de aviones que conectan China con el resto del mundo. El mero hecho de viajar con motivo del año nuevo, significa alegría y felicidad para cualquier chino.

Estas fiestas surcan China pero también se celebran en cualquier enclave donde hay una comunidad china. En el caso de León, además de los chinos que viven entre nosotros, hay un punto de referencia para todos, ya sean locales o chinos. Se trata del Instituto Confucio de la Universidad de León. En este Centro en el que estudian al año cerca de 250 personas y se examinan más de 700, también se recibe el año nuevo de forma especial. A lo largo de la semana en curso se tendrán talleres de nudos de la suerte, corte de papel, y documentales sobre la celebración del año nuevo en China. Todo concluirá el próximo viernes con la ceremonia del té. Se trata de un ritual que va desde el número de veces que hemos de lavar la taza, hasta qué tipo de té se bebe.

Cualquiera que lo desee puede acudir. Son días de jornadas abiertas en las que todo mundo es bienvenido. Y desde el Instituto Confucio se invita a niños, jóvenes y adultos a que comiencen a estudiar chino.

China, el país más poblado de la tierra será muy pronto el más poderoso. Eso quiere decir que trabajar para una de sus empresas; ampliar estudios en cualquiera de sus más de 2.500 universidades; o sencillamente conocer su lengua para admirar más y mejor su cultura, arte y tradiciones es algo gratificante, cuando no decisivo para el porvenir de muchos. Quizás sea el momento de dar un paso adelante y atreverse a sentirse cautivado por el embrujo que rodea a los infinitos caracteres que reflejan la identidad china. Estudiar chino es sinónimo de multiplicar las posibilidades de futuro. Es algo que sobre todo los universitarios se deberían plantear. Y es el momento, ahora que estamos a punto de iniciar el segundo cuatrimestre.

El Instituto Confucio de la Universidad de León desea a todos los leoneses, y de modo especial a la comunidad china de León, un feliz año nuevo chino.
Dicho en las palabras del chino mandarín: Xīn Nián Kuài Lè (新年快乐).
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