Resulta cuanto menos sorprendente que el mandamás del ámbito empresarial español se exprese en ciertos términos cuando se refiere al derecho que tiene la clase obrera a la hora de exigir mejoras salariales, laborales y mayor capacidad y tiempo para gestionar su vida en materia de conciliación y corresponsabilidad.
No solo nos tacha de inconscientes a las organizaciones sindicales por pedir más tiempo para vivir mejor, sino que encima osa meterse con los trabajadores y las trabajadoras asegurando que «mucha gente tampoco quiere trabajar», y en concreto con los jóvenes asegurando que es un problema de actitud, con «C», según sus palabras «el gran drama que tenemos en este país es la actitud»
Pues mire usted, señor Garamendi:
Desgraciadamente no todos los jóvenes en este país son Carlos Alcaraz, la mayoría de los jóvenes de este país, están sobrecualificados, pero trágicamente no sucede lo mismo en la valoración que de ellos hacen sus empresas a la hora de gratificar como corresponde esos conocimientos imprescindibles para realizar el trabajo que ustedes exigen.
Si vamos a hablar de actitud, hagámoslo correctamente, y para ello habrá que referenciar que esa actitud de la que usted se queja y define como un «drama en la sociedad española» se compone de tres planos claves: cognitivo, afectivo y conductual. Me imagino que usted se queja de ese último plano, que no deja de ser el resultado final de los dos anteriores, es decir, para que usted pueda entenderlo: para que una persona actúe según sus expectativas (que tampoco tienen que coincidir con las que tenga la personas en sí) se le debe garantizar la idea inicial real de que tendrá éxito en su vida (con su formación académica, por ejemplo), y posteriormente hacerle sentir que el camino elegido es el adecuado (gratificándole adecuadamente retributiva y socialmente el esfuerzo realizado).
Por supuesto no está sucediendo ni una cosa ni la otra. Por tanto dejen de quejarse de la actitud de los demás y comiencen a corregir la suya, que son los que tienen, en sus manos, buena parte del factor corrector que tanto ansía y critica.
Y por último... olvídese de la llamada «cultura del esfuerzo», esta es una vieja idea de teorías capitalista de anular la capacidad de imaginar y proyectar un cambio. No busque confundir entre lo que se desea y lo que deberíamos desear. No busque confundir entre «es mejor tener un trabajo de mierda, que no tener trabajo».
No, señor Garamendi, se ha equivoca de mundo y de sociedad si considera que el problema es la actitud, con «C», de la clase obrera. El problema lo tienen ustedes, que no saben ni en qué mundo viven. Nosotras lo conocemos y lo padecemos bien, por esa misma razón las CCOO defendemos el Diálogo Social, porque es nuestro derecho y nuestro deber, a través del cual luchamos y reivindicamos esa alternativa a una realidad viciada por el capitalismo que ustedes fomentan y practican; el capitalismo que vive, se alimenta y se mantiene en el constante miedo para sometemos «a lo menos malo».
Elena Blasco Martín es Secretaria General de CCOO León