Cada mañana, al despertar, la mano se dirige al interruptor de la radio para saber qué hay por el mundo. Raro es el día en que no se nos informa de una o varias desgracias. Hoy nos ha conmovido el relato del terrible incendio en Portugal, también la noticia de un atentado más en Londres, y el recuerdo de la masacre producida por ETA hace treinta años en Hipercor. La otra noticia más significativa es la celebración del treinta y nueve congreso del Partido Socialista Obrero Español. Nada que ver con las anteriores, pero es legítimo dudar que sea una buena noticia.
Ciertamente no necesitamos hacer un gran esfuerzo para valorar la figura de Pedro Sánchez, pero para evitar caer en una interpretación excesivamente subjetiva hemos querido contrastar nuestro pensamiento con las opiniones reflejadas en distintos medios de comunicación, incluidos los más afines al Partido Socialista. En honor a la verdad es prácticamente unánime la falta de entusiasmo y la preocupación por lo que nos pueda deparar la gestión del nuevo secretario general. Se entiende que no falten quienes, aunque no estén de acuerdo con él, mantengan su fidelidad al jefe como un ejercicio necesario para la supervivencia en la política, pero no tendría nada de extraño que en su día los electores no sigan el ejemplo de los militantes. No falta razón a quienes dicen que del principal partido de la oposición solo se conserva la marca, que no es poco, o sea, las siglas.
Quienes tuvimos la grata experiencia de acudir por primera vez a las urnas hace ahora cuarenta años, quienes pudimos contemplar la ejemplaridad de la transición a la democracia, no podemos menos que lamentarnos de la conducta, digamos que adolescente e inmadura, de quienes ahora pretenden derribar y destrozar todos los logros que ha alcanzado la sociedad española en estos insuperables cuarenta años, como si el mundo comenzara con ellos. Y, claro, los grandes protagonistas de la transición, incluidos los socialistas, son considerados unos carcas por estos novatos inexpertos. Lo peor de todo es que entre los nuevos votantes pueden ser multitud los contagiados por esta inmadurez e insensatez, presas fáciles de la más ridícula demagogia y del populismo.
Alguien de mi edad comentaba que cuando era joven en parte tenía ideas parecidas a las de Podemos. También el que suscribe podría decir otro tanto. Sólo que la vida ayuda a madurar y a ser más objetivos y realistas. Justo lo que le falta a la nueva casta.

Tres noticias malas y una...
20/06/2017
Actualizado a
15/09/2019
Comentarios
Guardar
Lo más leído