Se la conocía por muchos nombres; para unos ‘La Faraona’, para otros ‘La Niña de Fuego’, la ‘Lola de España’. Hasta hubo un escritor, José María Pemán, que la describió como «un torbellino de colores»… de ella decía: «No hay en el mundo una flor que el viento mueva mejor que se mueve Lola Flores». Por ser considerada una de las artistas más importantes del siglo XX, la Biblioteca Nacional de España ha querido rendirle homenaje por el centenario de su nacimiento con una exposición que hace un recorrido por su vida y trayectoria con el sugerente título ‘Si me queréis ¡venirse!’.
Y los que sí vinieron y dejaron la histórica huella de su presencia, fueron los Reyes de España. Este miércoles Felipe y Leticia llegaban a las doce del mediodía para entregar el premio ‘Escuela del Año 2022’ de la Fundación Princesa de Girona al Ceip Gumersindo Azcárate, situado en la localidad de Armunia. La Fundación ha valorado «su singularidad en el uso humanístico de la tecnología» y su apuesta por una «convivencia diversa y enfocada a impactar positivamente en su entorno».
Durante su discurso de agradecimiento por la concesión del premio Pilar Bahamonde, directora del centro, flanqueada por cuatro alumnos de diversa raza y procedencia expresaba: «para nosotros un colegio pequeño, ser hoy protagonista en este acto supone mucho, es dar visibilidad a nuestro mundo de colores, un centro de gran diversidad cultural, social, y religioso, reflejo de nuestra sociedad, y donde se demuestra que si todos trabajamos juntos con un objetivo común podemos ser ejemplo de convivencia».
Y volviendo a Lola y a sus canciones, hay que decir que a la vera verita de sus majestades querían ponerse todos: padres, profesores, autoridades, y alumnos, y a ninguno hicieron desprecio. Todos los que lo solicitaron tuvieron su foto con los reyes. La pena penita pena es que a todos, la visita de los reyes se le hizo corta tras los largos y esmerados preparativos.
Nosotros por nuestra parte, miembros del instituto vecino, el IES Antonio García Bellido, receptores naturales del alumnado del Gumersindo, observábamos los acontecimientos desde la ventana. Con intermitencias, que las clases se desarrollaban con relativa normalidad.
Dicen que Lola Flores se sentía orgullosa de que la llamaran gitana, aunque no lo era. Y precisamente con dos niños gitanos bien majos veía el espectáculo desde la ventana de la Biblioteca, «¡Mira qué importante nuestro cole, profe», decía uno de ellos, orgulloso, con una media sonrisa.
Y colorín colorado, esta columna de colores, se ha acabado.