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Tonto el último

05/05/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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La operación ‘Lezo’ cierra por el momento la eterna lista de los casos de corrupción de norte a sur y de este a oeste que avergüenza a todos los que no han chupado en ninguna ocasión del bote público. Y desde la trama que Esperanza Aguirre defiende que descubrió a la que encarceló a su mano derecha hemos visto de todo –para gustos los colores y especial mención a los que ponen nombres al mangoneo–: la operación Pokémon, la Púnica, que si Barcenas, Caballo de Troya, Guateque, Arena, Bankia, Brugal, Campeón, los ERE de Andalucía, Fabra, las ITV de Cataluña y el 3%, Malaya, Marea –pensar que hay muchos más–, Mercurio, Nueva Rumasa, Nóos, Orquesta, Palau, Palma Arena, los parques eólicos, Poniente, Porto, Pretoria, Rasputín, Saqueo, Taula, Troya o Auditorio. Y aunque parezca increíble faltan muchos por nombrar, que tampoco se trata de aburrir o indignar, todavía más, al personal.

El caso es que mientras unos se descubren y otros se resuelven, los que dicen representarnos se afanan en explicar bien a qué botón de los tres que cada uno tiene delante de su silla en el Congreso tiene que pulsar para no liarla –que no es la primera vez– y hacer bien su complicado trabajo ahora que las mayorías brillan por su ausencia y hay que contar hasta el último voto. El resto, presenciamos atónitos una carrera de bolsillos abiertos bajo el lema ‘tonto el último’ que gana el que dice enterarse de menos de lo que pasa a su alrededor.
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