19/12/2014
 Actualizado a 19/09/2019
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Vuelvo en estos días a ‘Tiempo de Silencio’, la novela de Luis Martín-Santos, autor del que este año conmemoramos medio siglo de su fallecimiento. La novela me lleva a aquella bruma de silencio y miseria que había dejado la guerra civil y que envolvía una España triste y descorazonada. El protagonista de ‘Tiempo de Silencio’ es Pedro, un joven investigador sobre el cáncer que se enfrenta a una paupérrima situación socioeconómica que le obliga a abandonar sus investigaciones. ¡Qué actual su pensamiento certero!: «¿Quién podrá nunca aspirar al Nobel, a la sonrisa del rey alto, a la dignificación, al buen pasar del sabio que en la península seca espera que fructifiquen los cerebros y los ríos?» La novela refleja el tiempo de la dictadura franquista. Un tiempo frustrado, mudo, ronco, afónico, marcado por el vacío moral, el miedo y la asfixia intelectual. ¿Volveremos alguna vez a sufrir aquel ‘Tiempo de Silencio’?

Parece que la Ley de Seguridad Ciudadana que nos quieren imponer está inspirada en aquellos tiempos de la dictadura franquista. La aprobación de la Ley supondría según muchos expertos la defunción y el entierro de los derechos de participación democrática. La libertad de reunión, manifestación, y expresión estarían claramente amenazada. ¡Parece que la historia se repite! No olvidemos que represión por razones políticas, ideológicas y religiosas ha sido la norma, no la excepción, en la historia de España.

La Ley parece estar diseñada para coaccionar y censurar la actividad de los movimientos sociales que reivindican una verdadera ‘Seguridad Ciudadana’, es decir, la seguridad que da tener trabajo, vivienda, educación y sanidad. La Ley pretende que las protestas frente al tan alarmante incremento de la injusticia y la desigualdad sean silenciosas, invisibles, inocuas, ¡calladas! La Ley introduce hasta 15 nuevas infracciones con importantes sanciones económicas. Utiliza la vía administrativa que es mucho menos garantista que la vía penal según distintos colectivos de juristas.

La Ley de Seguridad Ciudadana está hecha a medida para atajar la oposición a los desahucios o para evitar futuros 15M. En definitiva, para disuadir las principales formas de reivindicación que se han realizado en los últimos años. Realmente parece que es una la Ley de seguridad para los que nos gobiernan tan insensiblemente, parece que es un escudo frente a la ciudadanía que pretende que las calles se queden vacías y mudas. Parece que aquel ‘Tiempo de Silencio’ de la novela se está infiltrando por las grietas de nuestra resquebrajada democracia.
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