10/02/2017
 Actualizado a 19/09/2019
Guardar
Nadie duda de la importancia de la Plaza del Grano, ni de que es uno de los enclaves más bonitos y tradicionales de León, ni de que se tiene que conservar su esencia. Pero para ello, y para que los años no acaben de destrozarla, es necesario intervenir. Igual que lo es adecuar su entorno y permitir que todos puedan disfrutar –y transitar– por ella. Porque todo monumento –y ella lo es– necesita ser restaurado para que la edad no duela y siga brillando.

Por ello es útil que sus defensores vigilen que se cumplan todos y cada uno de los detalles del proyecto. Aunque para eso lo primero que hay que hacer es leerlo, algo que no ha quedado muy claro que hayan hecho algunos de los que esta semana han protestado contra las obras que comezaron el pasado lunes y que, como todo lo que pasa en esta tierra, han vuelto a dividirnos.

Las protestas comenzaron como algo esperado y perfectamente legítimo hasta que los que probablemente no busquen salvar la Plaza del Grano si no tener su minuto de gloria vieron el terreno perfecto para salir a escena –nunca mejor dicho–. Como Teresa y su cámara con aires de director de cine, que en un bochornoso vídeo sólo hecho para que se vea «en todas las redes» –dicho por ellos mismos– han tirado por tierra –igual que se tiró la protagonista cuando dos agentes trataron de soltarla de la valla de las obras a la que se agarraba– las posibles críticas a la remodelación de la plaza.
Lo más leído