Soñadores
21/01/2017
Actualizado a
14/09/2019
Comentarios
Guardar
No puedo aguantarme las ganas de dedicarle la columna al peliculón de este año. Sí, es ‘La La Land’. Seguro que muchos ya estáis hartos de oír, leer y ver el titulo por todas partes, porque la verdad es que nadie ha podido evitar escribir o comentar sobre ello. Para bien o para mal. Yo lo voy a hacer para bien, por supuesto, porque me ha parecido una absoluta y auténtica maravilla. Así, con todas las letras. Si hay alguien aquí que todavía no la haya visto, igual es mejor que deje de leer en este momento. Os animo a que corráis a los cines –porque verlo en casa no sería ni parecido– y disfrutéis de una de las películas más bonitas que he visto en mucho tiempo. Las escenas, el juego de los planos y la luz, la música… esa música que la convierte en el musical moderno que todos estábamos esperando después de Grease. Pero nada más lejos de la realidad, y al contrario de los que opinan que la música es lo mejorcito de la cinta, para mi lo mejor son ellos: esa Emma Stone y ese Ryan Gosling eternamente soñadores, enamorados, embelesados el uno con el otro. Esos momentos tan íntimos que crean sin necesidad de recurrir a una sola escena de sexo ni un poco subida de tono, sólo con miradas, con gestos, con palabras. Una historia tan bonita y tan real… Porque a quién no le ha pasado que encuentra a su media naranja, la horma de su zapato, pero no era el momento. Cuán importantes son los momentos y el periodo vital por el que uno esté atravesando. El arquetipo de la chica americana que se va a Hollywood a perseguir su deseo de ser actriz, o ese joven amante del jazz que quiere reflotar un género en decadencia abriendo su propio bar. Y justo en el medio, él y ella. Ella y él. Que se cruzan sin verse pero acaban encontrándose en un limbo que por un momento te parece tan ideal. Y te enamoras con ellos, y sueñas sus sueños, y te decepcionas con todas las piedras que encuentran en el camino, como lo hacen ellos. Y cuando por fin lo consiguen y te emocionas al pensar que a veces los sueños se hacen realidad, entonces ocurre. La vida te tiene preparado otro camino que no es el que tu pensabas. Aparecen todos esos ‘y si…’. Y si en aquella situación hubiese tomado la decisión contraria, y si no hubiese hecho caso a esa persona, y si me hubiese quedado donde estaba… Recuerdo el final y me dan ganas de volver a verla. C’est la vie, amigos. ¡No dejéis de ir al cine!
Lo más leído