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La sombra de la kale borroka

01/11/2025
 Actualizado a 01/11/2025
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Desde hace algún tiempo, y debido a mis diferentes proyectos vinculados al terrorismo, he escuchado de boca de personas de muy diverso perfil la peligrosa proliferación de grupos radicales de extrema izquierda en el País Vasco y Navarra. La primera vez que me lo dijeron, me sorprendió y pensé que quizás el interlocutor pecaba de cierta exageración, pero, a día de hoy, y basándome en evidencias, tengo que reconocer que todos aquellos que me alertaron sobre esta situación estaban en lo cierto.

La frase «quien no conoce su historia está condenado a repetirla», atribuida al filósofo y escritor George Santayana, adquiere una vigencia preocupante. Tras las décadas de miedo y fanatismo provocadas por la kale borroka, resulta incomprensible cómo están comenzando a reproducirse ciertas conductas y actuaciones que nos hacen retroceder a los años más oscuros de nuestra democracia. A la duda de si los impulsores de esta violencia callejera conocen la historia más reciente, la respuesta es un rotundo sí, pero con una pequeña salvedad: el relato que les han contado, y que han creído como borregos, falta a la verdad. La consecuencia es preocupante, ya que, poco a poco, están ganando espacio en la sociedad, lo que conlleva, ineludiblemente, a la pérdida y deterioro de las libertades de quienes no piensan como ellos.

Después de un verano en el que las fiestas locales de no pocos pueblos y ciudades se llenaron de pancartas de apoyo a los asesinos etarras, homenajeados como héroes cuando simbolizan lo peor de la calaña humana, en muy poco tiempo han ocurrido dos hechos que, curiosamente, se han dado en lugares donde el intercambio de opiniones y la tolerancia deberían estar siempre a salvo. 

Me refiero a los campus universitarios. Hace unas semanas, dos ertzainas tuvieron que suspender una charla que iban a impartir en la Facultad de Derecho de la Universidad del País Vasco debido a las presiones y llamadas al boicot en redes sociales. Y esta semana ha sido agredido, por miembros de la izquierda abertzale en el campus de la Universidad de Navarra, un periodista de El Español mientras cubría una movilización promovida por la extrema izquierda en contra de la presencia del ultra Vito Quiles en dicha Universidad.

Me da lo mismo que la violencia y la intolerancia vengan de la extrema izquierda o de la extrema derecha. Ambos fanatismos sobran en una sociedad democrática, al igual que sobran aquellos que justifican sus actuaciones o que miran para otro lado, escabulléndose como alimañas con tal de no condenar un sectarismo enfermizo.
 

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